LA BURBUJA
Las
olas rompían con una alegría excepcional aquella noche. Estaban estrenando
puntillas de espuma contra las rocas mientras el mar embravecido no cejaba en
su empeño de querer conquistar la tierra palmo a palmo. La marea estaba alta
porque tenía algo importante que celebrar: la pasión había triunfado.
La bruja del
mar era mucho más que una hechicera. Por todo el océano era más que conocido
que Úrsula era una usurera de tomo y lomo. De hecho su verdadero nombre era
Mari Ángeles, pero Úrsula se acercaba mucho más a usura y por eso todas las
criaturas del mar la llamaban así. Durante decenios se había forjado su fama a
base de pedir precios desorbitados por sus filtros amorosos de dudosa eficacia,
por sus predicciones a menudo desacertadas