miércoles, 30 de diciembre de 2020

TRAICIÓN

Antes de leer este relato te sugiero que leas No me creeis  ya que esta historia está enlazada con aquella.

TRAICIÓN

         A mis cincuenta y ocho años mi cuerpo ya no era fértil cuando todo se desató, pero hice todo lo posible por salvar la vida ante la que se nos venía encima y lo logré. Aunque nada es gratis y hay deudas que solo se saldan con lágrimas y dolor, esperaba poder seguir adelante cuando el poder cambiara de manos y sin embargo, estaba aterrada.

         Tras el encuentro con aquel ser comenzó a correr el tiempo que me había concedido para buscar un lugar seguro y pertrecharme de todo lo necesario para sobrevivir por un tiempo. Además había tenido que conseguir un trabajo en aquel edificio para vigilar de cerca hasta que se produjera el aviso. Me dijeron que sabría lo que era cuando llegase el momento. Sin embargo el plazo convenido había expirado antes de lo previsto. Cuando salí del despacho que se había convertido en mi lugar de trabajo y la vi correr desnuda y haciendo aspavientos con los brazos, mientras intentaba gritar sin voz supe que el momento había llegado.

         Cubrí el cuerpo de la hermosa joven asustada con mi vieja gabardina y mientras ella se deshacía en lágrimas de desesperación y terror la llevé al hospital a buscar respuestas. Sabía que no las encontraríamos, pero mi objetivo era ganarme su confianza. Era una cuestión de vida o muerte. De su vida y de su muerte para ser más exactos. De eso dependía también mi vida.

         Cuando le dijeron que no podían abrirle la boca supuse que era el momento de tomar cartas en el asunto, pero la muy terca se empeñó en intentar convencer a todo el mundo de que su locura era real, de que era terrible lo que le había pasado y que los alienígenas nos estaban invadiendo. ¡Qué necia! Al cabo de dos días estaba tan deshidratada y débil  que apenas era capaz de caminar. No podía seguir permitiéndolo. La llevé a mi guarida: una granja aislada en la montaña, lejos de la ciudad. Allí estaríamos seguras hasta que llegara el gran destructor. Teníamos combustible y placas solares para abastecernos de energía todo el tiempo necesario.



         Lo primero era asegurarme de que Karen se alimentara así que le abrí la boca con un cuchillo que cogí de la cocina. Le tuve que mentir diciéndole que ya lo había hecho antes muchas veces, porque casi la da un ataque de pánico. Sin duda fue lo más repugnante que había hecho en mi vida, pero desde aquel momento todo fue sórdido para mí. Por suerte la sangre del huésped hizo que la herida en que convertí su boca cicatrizara rápidamente.

         Desde ese día la cuidé y acompañé, a pesar de su carácter irascible y egoísta ¡Se creía la mujer más desgraciada del mundo y que todos estaban en su contra! Fue insufrible durante los dos meses que duró su extraño embarazo, pero me mantuve a su lado, por la cuenta que me traía. Sabía que el miedo crecía dentro de ella igual que el ser que estaba gestando, y ese mismo miedo crecía también dentro de mi según pasaban los  días y se acercaba el desenlace de aquella pesadilla.

         Karen estaba cada vez más gorda, más azul y más insoportable. Pasar el tiempo a su lado estaba siendo demasiado duro para mí, pero tenía que aguantar. Valdrack cumpliría su promesa cuando el aniquilador total naciera. Entonces yo quedaría liberada y gozaría del privilegio de ser una superviviente. Podría vivir de nuevo en la ciudad si mantenía mi lealtad y estaba dispuesta a mantenerla hasta el final.

         Parecía que el momento había llegado.

                   —Karen.

                   —¿Qué quieres?

                   —Tienes los pies azules.

         La muy pánfila se quedó pálida mientras el aniquilador se disponía a salir de su cuerpo. Mi gran momento había llegado, sabía lo que tenía que hacer. Había sido matrona en mi juventud así que sería fácil pasar ese trance. Pero por algún motivo mi cuerpo se paralizó. No había marcha atrás. Era ella o yo. Ella con su lozana juventud y siendo la madre del aniquilador tenía el futuro asegurado… si sobrevivía al parto. Sin embargo yo era una anciana infértil para Valdrack y ni siquiera estaba segura de si aquel engendro intergaláctico cumpliría su palabra de salvar mi vida, pasara lo que pasara.

                   —Juana, abrázame.

         Lo hice. Dos meses cuidándola habían hecho que hubiera nacido en mi un afecto que no podía ignorar. Karen estaba temblando. Yo también. El primogénito de Valdrack estaba llegando. Era hora de elegir entre mi vida y la de Karen. Ella era dulce antes de la violación y eso y un cuerpo flexible y joven la habían convertido en la anfitriona perfecta. Podría volver a ser dulce y feliz cuando todo pasara. Tendría un gran futuro por delante junto a la élite del nuevo mundo. Por eso había sido elegida por aquella civilización. Su sacrificio debía dar ejemplo a la humanidad para someterse al poder de aquellos seres.

         La ayudé a ponerse a cuatro patas para dar a luz, con semejante barriga no era capaz de mantenerse tumbada y respirar al mismo tiempo. Además estaba segura de que no sería capaz de hacer aquello mirándola a la cara.

         Mientras ella gritaba de dolor, o de miedo, clavándome su agudo grito en el cerebro, cogí la azada que guardábamos junto a la cama como defensa y con todas mis fuerzas descargué un tremendo golpe contra su nuca. Su  grito cesó y Karen se despanzurró en la cama boca abajo, como un bicho muerto, mientras entre sus piernas nacía aquel ser indefenso, deforme y azul. No podía creer lo que había hecho. Cogí al ser entre mis manos. Se retorcía, resbaladizo, emanando maldad a su alrededor.

                   —¡Valdrack!¡Cumple tu palabra!—Grité con todas mis fuerzas, muerta de miedo, pero segura de que el alienígena cumpliría. Acaba de matar a mi única compañía con tal de salvar mi vida. Las lágrimas rodaban por mi mejillas cuando llegó el padre, atravesando la puerta con su imponente presencia.

                   —Juana, admiro tu falta de escrúpulos. No creí que serías capaz de cuidar a la madre para que todo saliera bien, como te pedí. Y admiro la compasión que has demostrado al evitarle el sufrimiento de verse devorada por su progenie.—Le miré. Era enorme y azul y en aquel momento el ser más poderoso de la Tierra.— Te recompensaré.

                    —Así lo prometiste, mi señor— ¿Porqué le hablaba así? ¿Acaso ya me sentía sometida?

                   —Te lo has ganado.

         Con su vástago aún retorciéndose entre mis brazos, Valdrack alargó su mano hacia mi cara. Creí que iba a imbuirme de algún poder ancestral o algo así con aquellas afiladas manos azules. Estaba paralizada por el terror. Por un momento dudé de si podía confiar en él.



         Entonces sentí un agudo dolor en el ojo. Aquel engendro me había clavado uno de sus dedos en él. Por un segundo oí como los tejidos crujían húmedos y gorgoteaban mientras se abría paso hacia mi cerebro. Era el fin. Había matado a Karen para nada.

         Rota de dolor e impotencia solté a la criatura que chillaba en mis brazos y con mis últimas fuerzas, le pisé la cabeza.


Este relato está enmarcado en el reto de escritura #Origireto2020 organizado por Kat y Stiby. Podeis consultar las bases y apuntaros en sus blogs clickando aquí  o aquí

OBJETIVO PERSONAL:
 El objetivo personal que me propuse a principios de año era el de escribir seis relatos extra, enlazando relatos del origireto2019 y escondiendo en cada uno 2 objetos del origireto2020

Este relato es el cuarto de los seis (y seguramente el último de ellos, esta vez si porque al año le quedan dos suspiros).
Está enlazado con No me creeis, relato de agosto del Origireto2019.
He seleccionado este relato porque al final de él empezaba una historia y creí conveniente darle un poco más de espacio a ese detalle

Objetos ocultos:6:combustible y 12:placas solares

Además: milpalabrista (1185 palabras), 

Gracias por leer hasta aquí.

Déjame tu comentario para saber si este relato te ha gustado o no. Prometo contestar.


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