LA BURBUJA

LA BURBUJA

                   Las olas rompían con una alegría excepcional aquella noche. Estaban estrenando puntillas de espuma contra las rocas mientras el mar embravecido no cejaba en su empeño de querer conquistar la tierra palmo a palmo. La marea estaba alta porque tenía algo importante que celebrar: la pasión había triunfado.

         La bruja del mar era mucho más que una hechicera. Por todo el océano era más que conocido que Úrsula era una usurera de tomo y lomo. De hecho su verdadero nombre era Mari Ángeles, pero Úrsula se acercaba mucho más a usura y por eso todas las criaturas del mar la llamaban así. Durante decenios se había forjado su fama a base de pedir precios desorbitados por sus filtros amorosos de dudosa eficacia, por sus predicciones a menudo desacertadas
y por sus rituales que tenían más de espectáculos horribles que de verdaderos conjuros.

         Sin embargo Úrsula no era rica, ni mucho menos. Su vanidad le hacía que lo que ganaba con una mano, se lo gastaba con la otra, así que necesitaba encarecidamente dar un vuelco a su vida. Por eso, cuando se entero de que la joven hija del rey, Ariel, había cometido el garrafal error de salvar a un príncipe humano y enamorarse de él, urdió un plan para lograr limpiar su imagen de chapucera. Estaba segura de que funcionaría: ayudaría a la hija del rey del mar a cumplir su sueño y se ocuparía de que todo el océano se enterase. Eso le daría el espaldarazo definitivo a su negocio de pociones y filtros.

         Era algo grande lo que Ariel necesitaba, así que el precio debía ser alto ¿Qué tal su vida? Si, sería lo más adecuado. Pero mientras el tiempo pasaba y Ariel se alejaba de cumplir su sueño, se quedaría con la dulce voz de la sirena como fianza. Cuando la princesa se convirtiera en espuma del mar todo el oceano sería testigo de su poder, todas las criaturas la respetarían, por fin.

         Úrsula concedió un hermoso par de piernas a la incauta princesa acuática a cambio de su melodiosa voz. La bruja estaba convencida de que Ariel no podría enamorar al príncipe humano sin su prodigiosa voz y eso la haría terminar convertida en espuma del mar, pero una vez mas había errado en sus predicciones (como era habitual...).

         Cuando los nuevos pies de Ariel pisaron la fragante arena de la playa, la sirena se dio cuenta de que no necesitaría su voz para enamorar a Eric. Ella se miró las preciosas y suaves piernas y fue recorriéndolas con su mirada para reconocer en su cuerpo al mismísimo espíritu de la lujuria. Nunca había imaginado que pudiera sentir algo así. Levantó la vista y frente a ella estaba Eric, mirándola como si el mundo entero se hubiera borrado a su alrededor y solo ella existiera.

                   —Eres preciosa, pero me debo a mi prometida, ella me salvó la vida y mi madre apoya nuestro compromiso pero…

         Estaba claro que su deseo estaba pasando por encima de sus convicciones y su lealtad. Todo su cuerpo se volvió instinto y su fuerza de voluntad no fue capaz de ponerse al servicio de su compromiso: el cuerpo de Ariel le había hechizado por completo. La rodeó con sus musculosos brazos y se fundió con ella en un intenso beso. Eric sintió como todo su mundo se reducía a la excepcional mujer que tenía delante.

         “Úrsula me convertirá en espuma del mar si el amor de Eric no es verdadero”, pensaba Ariel mientras las manos de su amado recorrían su piel centímetro a centímetro. Sin embargo, algo nuevo estaba sintiendo  palmo y medio por debajo de su ombligo. Algo que nunca había sentido porque nunca antes había tenido piernas… y tampoco nunca había tenido un tesoro escondido entre ellas. A pesar de ello, parecía que Eric tenía el mapa de ese tesoro.

                   —Te quiero, te amo, te deseo…

         Las palabras que Eric vertía en el sugestionado oído de Ariel trasportaban su alma mortal a una burbuja donde solo estaban ellos dos. Sus brazos la alzaron y la llevaron a su palacio, donde una habitación con las paredes y el techo cubiertos de espejos y una enorme cama redonda en el centro, les esperaba. El príncipe cerró la puerta, dejando la realidad del otro lado. Ariel no podía ser más feliz. Su atrevimiento al pactar con la usurera bruja apostando su vida a cambio de unas piernas le había otorgado mucho más de lo que podía soñar. En las pocas horas que llevaba encerrada con Eric los orgasmos se habían sucedido uno tras otro a cual más intenso y toda clase de vicios se habían puesto a su disposición para que el desenfreno y la bacanal siguieran produciendo placer y diversión a partes iguales en aquel cuarto donde solo estaban ellos dos y su dulce sudor. Habían bebido licor en el cuerpo del otro, habían respirado su mismo humo, habían sentido la misma electricidad al transformar sus cuerpos en uno solo una y otra y otra vez.

         No importaba si el amor de Eric era sincero o no. No importaba si Úrsula la terminaba convirtiendo en espuma del mar dentro de un rato. Nada importaba en aquella burbuja de sexo y desmesura. Nada importaba más que todo lo que estaba sintiendo entre los brazos de su príncipe. Todo aquello que nunca habría llegado a sentir si no se hubiese arriesgado.

          La bellísima mujer sonrió a su hombre frente al espejo. Algo más que su mayor deseo se había cumplido. Ambos estaban extenuados tras horas de placer. Eric la miró con sus ojos empañados por la droga y el deseo, mientras intentaba mantener la verticalidad.

                   —Jamás pude imaginar tanto placer, Ariel. Me has hecho disfrutar más que en toda mi vida. Sin embargo mi deber es pagar el favor que debo y por el que ofrecí mi vida entera a mi salvadora. No puedo amarte.

         Eric nunca llegaría a saber que ella había sido su verdadera salvadora y  no su prometida,  pero no la importaba. No necesitaba una vida humana entera, había disfrutado más de lo que jamás había imaginado.

         El precio había sido muy alto, pero Úrsula jamás podría arrebatarle lo que había vivido a cambio. Negociar con aquella bruja había sido el mayor acierto de su vida.     

Este relato está enmarcado en el reto de escritura #Origireto2020 organizado por Kat y Stiby. Podeis consultar las bases y apuntaros en sus blogs clickando aquí o aquí.

MARZO:

Objetivo 2: Crea un relato basándote en una canción.

Cuentos y leyendas E: La sirenita.

Criaturas del camino XI: Sirenas.

Objetos ocultos: 3 Arena y 17 una poción.

Además: milpalabrista (1049 palabras), Rosa Insolente (protagonista femenina), Doble Dragón (relato de fantasía) e Imprevisto (lo he escrito mapeando cuando normalmente soy brújula). Creo que no me dejo nada.

imagen 1 sacada de: https://www.diariofemenino.com/actualidad/fotos/queen-latifah-ursula-bruja-mar-sirenita/

A continuación tenéis la canción en la que me he basado para escribir el relato, espero que os guste, que la desfrutéis tanto como yo lo hago y que me lo contéis en los comentarios.

La Burbuja

El Ultimo Ke Zierre

Pinté para los dos sobre el espejo

Pinté para los dos

Tu echabas para dos ron y más ron

Tu echabas para dos

Liabas y liabas sin parar

No tienes freno

Te vuelves a pintar para los dos

Sobre el espejo, no tienes freno

Y así llevamos horas

Dentro de esta burbuja

De vicio y de espesura

Perdidos, perdidos, perdidos, perdidos

En los más atroz, en lo más atroz y divertido

Pecados para dos frente al espejo

Pecados para dos

Sudando hasta morir frente al espejo

Sudando hasta morir, no tienes freno

Y así llevamos horas

Dentro de esta burbuja

De sexo y desmesura

Perdidos, perdidos en lo más atroz y divertido

Y así llevamos horas

Dentro de esta burbuja

La realidad está fuera

Perdidos, perdidos en lo más atroz y divertido