domingo, 29 de diciembre de 2019

2019 HA SIDO UN GRAN AÑO


2019 HA SIDO UN GRAN AÑO

         Como es tradición (en algún sitio, en algún tiempo) quiero echar la vista atrás para valorar como ha sido este año que ya está llegando a su fín y la verdad es que la valoración que hago a nivel escritoril es muy positiva.
         Quiero ponerlo en cifras y que podáis haceros una idea, pero sobre todo lo quiero poner en cifras para tomar realmente conciencia de todo lo que ha salido de mi mente y de mi bolígrafo este año, así que allá va el resumen:
         Juntando relatos, poesías, microrrelatos, canciones… todo lo escrito, he contado 82118 palabras, repartidas del siguiente modo: 21 relatos, 24 microrrelatos, 7 poesías y 4 canciones… y de propina unas cuantas páginas de

lunes, 23 de diciembre de 2019

LIBERACIÓN

LIBERACIÓN

Pues ha sido un año (en realidad medio, puesto que me reenganché en junio) muy productivo e interesante en este reto de escritura tan original. He disfrutado muchímo escribiendo relatos totalmente alejados de lo que viene siendo mi estilo y descubriendo nuevos horizontes junto a un puñado de personas a las que no tengo más remedio que agradecer todo el tiempo que hemos compartido, ya que sin duda ha sido lo mejor el reto.
 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
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Os dejo el relato, espero muchos comentarios jejejeje 

LIBERACIÓN

         Susa se divertía, como siempre que iba a la discoteca. No podía diferenciar muy bien las luces de colores, pero la calidez de sentirse rodeada de cuerpos la embriagaba.
         Desde que eran esclavos de los Waldorf, estas pocas horas de asueto se habían convertido en su razón para seguir adelante. La vida había cambiado para siempre cuando la nueva generación de teléfonos inteligentes tomaron el control sobre el planeta. Desde las aplicaciones que ellos mismos creaban y viralizaban, habían logrado dominar toda la maquinaria, y ni los más ricos, ni los más poderosos habian conseguido controlar la tremenda catástrofe que se avecinaba. Para las máquinas no éramos más que el virus del planeta, solo éramos una especie a extinguir.
         Para llevar a cabo su plan empezaron por controlar las comunicaciones interpersonales y también las diplomáticas…con el resultado que la Cuarta Guerra Mundial acabó por arrasar lo poco que quedaba de civilización.
         La Tercera Guerra Mundial había enfrentado

miércoles, 18 de diciembre de 2019

MOTEL

MOTEL (microrrelato #Origireto 2019 Diciembre)



Para emprender la recta final del #Origireto2019 ,  aquí teneis el micro correspondiente a Diciembre.  Se trata de una precuela del original relato de @jazabalizabali   titulado La Petit Mort  y que teneis que leer obligatoriamente aqui: https://hombresqueaullanconlobos.wordpress.com/2019/10/31/la-petite-mort-relato-de-octubre-origireto2019

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Os dejo el microrrelato.

MOTEL




         Mi salud se resentía con aquel repugnante menú a base de alimañas, pero supongo que eso importa poco cuando estás muerto.
         Mi  piel aún conservaba su color y el resto de mi  podredumbre se disimulaba en el turno de noche de la recepción del motel que antaño fue mi sueño y ahora no era más que una pesadilla. Aquel tipo trajeado vino a salvarme de la bancarrota  y lo alquiló al completo para sus extrañas prácticas. Cuando el griterío me resultó excesivo y fui a comprobar qué ocurría, una horda de zombies descerebrados me convirtieron en lo que soy. El tipo trajeado impidió que me despedazaran por completo.
                   —A partir de hoy este motel albergará a todos los huespedes que serían repudiados en cuaquier otro sitio. Espero que te haya quedado claro.
         No tenía escapatoria, dejó a los cuatro zombies más fieros aquí para siempre y además de acabar con mi vida, me condenó en mi muerte.
         Para colmo, el cheque que me extendió como pago no tenía fondos.

·  Este microrrelato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.

·  Objetivo nº2: Escribe un relato en el que aparezcan zombies.
·  Objeto oculto nº5: Un cheque sin fondos.

·  Caracteres: 962 caracteres



sábado, 14 de diciembre de 2019

COMPAÑEROS

COMPAÑEROS  (Relato de MAYO para el #Origireto2019)


El Origireto es una genial iniciativa de Stiby y de Katty. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras, @stiby2 y @musajue:
http://plumakatty.blogspot.com/2018/12/origireto-creativo-edicion-2019.html

o en http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2018/12/reto-de-escritura-2019-origireto.html.

Con este relato hago mi última recuperación, la correspondiente al mes de Mayo. Dejadme en comentarios que os parece.



COMPAÑEROS

         —¿Me lo vas a cargar tú en la furgoneta?
         —Si claro, sin problema.
         Miré al cliente con una enorme sonrisa en mi cara para que le quedara bien claro que no necesitaba ayuda. Llevaba doce años siendo carretillera. Era la empleada más veterana de la tienda y estaba realmente hasta el moño de que los clientes siguiesen dudando de mi capacidad para llevar a cabo mi trabajo con éxito. La cosa se había acentuado cuando me amputaron la pierna, pero con la prótesis apenas se me notaba al caminar, sólo me costaba un poco más subir escaleras. Cuando volví mi jefe me había insinuado que debería dejar el trabajo y dedicarme a vender cupones, pero preferí seguir con mi trabajo allí, porque seguía siendo la misma aunque ahora tuviese una pierna de metal.
                   —Rocío deja, ya se lo cargo yo.
                   —Gracias Paco, no hace falta.
         Ya tuvo que aparecer mi compañero el “profesional”, para dejarme mal delante de los clientes. Lo lleva claro el trepa este. Cogí las llaves de la máquina, subí agarrándome, le había cogido el tranquillo rápido a moverme con la prótesis cuando volví después del accidente, arranqué y cogí el pallet. Llegué hasta la furgoneta que el cliente estaba abriendo y cargué la mercancía con precisión y a la primera, como siempre. Mientras vi como el cliente se dedicaba a cuchichear con su amigo sobre si les iba a golpear la furgoneta o se me iba a caer el pallet. Se pensaban que no les estaba oyendo, como de costumbre.
                   —Pues ya está, señores. Vuelvan pronto.—Me despido sin bajarme de la carretilla.
                   —Oye lo has hecho muy bien guapa. Volveremos más veces.
         “Ya lo sé, cretino. Es mi puto trabajo desde hace años, sé perfectamente cómo hacerlo”, pienso para mis adentros mientras aparco la carretilla y cierro con el candado la puerta del almacén. “Ya está bien por hoy”. Entro en la tienda para ayudar con el cierre y veo que Paco, que aunque sea diez años mayor que yo es el nuevo porque solo lleva en la empresa tres meses, se me acerca con una sonrisa socarrona, como de costumbre.
                   —Rocío, cuando vienen clientes nuevos, déjame que les cargue yo. No quieren que les cargue una chica.
                   —Paco, no me digas como tengo que hacer mi trabajo ¿vale? Llevo doce años haciéndolo sin ti.
         Me miró mal, pero cerró el pico. “Nos está costando conseguir la igualdad, pero lo más difícil es educar a estos hombres de cromañón.”
                   —Solo te lo digo por la tienda, nos iría mejor.
                   —No me tires de la lengua Paco. Métete en tus asuntos y déjame en paz. Ha sido un día largo.
         “Claro, y así se apunta un tanto delante del jefe. Estoy segura de que la tiene tan pequeña que se la mira con un microscopio, por eso tiene que fanfarronear tanto”.
                   —Espera mujer, no te pongas así. Perdóname ¿Tomamos una caña si quieres y lo olvidamos?
         No me apetece, pero no tengo ganas de discutir. Por desgracia somos compañeros y nos vamos a seguir viendo a menudo. Acepto esa caña con buena voluntad… pero el muy kabrón me lleva al único bar de la calle que tiene escaleras…

COMPAÑEROS

         —¿Me lo vas a cargar tú en la furgoneta?
         —Si claro, sin problema.
         Miré al cliente con cara de decirle, claro majo, claro. Llevaba doce años siendo carretillero en la empresa. Era el empleado más veterano de la tienda y estaba realmente hasta los cojones de cargar las mercancías a los clientes, que venían a por materiales de construcción con intención de no mancharse ni las manos. La cosa se había complicado un poco cuando me amputaron la pierna, pero con la prótesis apenas se me notaba al caminar, sólo me costaba un poco más subir escaleras. Cuando volví mi jefe me había insinuado que debería dejar el trabajo y dedicarme a vender cupones, pero preferí seguir con mi trabajo allí, porque seguía siendo el mismo aunque ahora tuviese una pierna de metal.

                   —Paco deja, ya les atiendo yo.
                   —Gracias Rocío, no hace falta.
         Cogí las llaves de la carretilla, me monté agarrándome al chasis, ya que con la pierna ortopédica no tenía tanta agilidad como antes (o quizá fueran los años, ¿Quién sabe?) arranqué y cogí el pallet. Llegué hasta la furgoneta que el cliente estaba abriendo y cargué la mercancía con precisión y a la primera, como siempre. Mientras el cliente y su amigo fumaban un pitillo sin mirarme siquiera, como si no existiera o no fuera más que un cero a la izquierda.
                   —Pues ya está, señores. Vuelvan pronto.—Me despido sin bajarme de la carretilla.
                   —Vale, gracias.
         “Que aburrimiento de curro. Vende, carga, vende, carga…”, pienso para mis adentros mientras aparco la carretilla y cierro con el candado la puerta del almacén. “Ya está bien por hoy”. Entro en la tienda para ayudar con el cierre y veo que Rocío, que aunque sea diez años mayor que yo es la nueva porque solo lleva en la empresa tres meses, se me acerca con su sonrisa de encantadora de serpientes,  como de costumbre.
                   —Paco, cuando vienen clientes nuevos, déjame que les atienda yo. Prefieren que les atienda una chica.
                   —Rocío, no me digas como tengo que hacer mi trabajo ¿vale? Llevo doce años haciéndolo sin ti.
         Me miró mal, pero cerró el pico. “Ya está la abogada de la igualdad pidiéndola, pero para salir afuera con dos bajo cero a cargar la mercancía no se ofrece ¡vaya lista!.”
                   —Solo te lo digo por la imagen de la tienda, nos iría mejor.
                   —No me tires de la lengua Rocío. Métete en tus asuntos y déjame en paz. Ha sido un día largo.
         “Esta se piensa que los clientes vienen aquí por su cara bonita y solo quiere apuntarse un tanto delante del jefe. Vienen por los precios y porque nos conocen de toda la vida, por lo menos a mi”.
                   —Espera hombre, no te pongas así. Perdóname ¿Tomamos una caña si quieres y lo olvidamos?
         No me apetece, pero no tengo ganas de discutir. Por desgracia somos compañeros y nos vamos a seguir viendo a menudo. Acepto esa caña con buena voluntad… pero la muy zorra me lleva al único bar de la calle que tiene escaleras…


Reflexión:
¿Será cierto que para conseguir la igualdad hay que educar a los hombres “de cromañón” del relato? ¿O sería conveniente educar además a las mujeres?

Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.



·  Objetivo 18: Escribe dos versiones de un relato cambiando el género de los personajes, de manera que cambie el significado o relata un hecho que sea la excepción a lo habitual.
·  Objeto oculto: nº 22:Un microscopio.
·  Objeto oculto: nº31: Un candado.
·  Palabras: 1067 (milpalabrista)· 
Ademas: feminista en primera persona, y 2/3 para interesante por personaje no normativo.
Además, la pegatina:



miércoles, 11 de diciembre de 2019

OMEGA

OMEGA (microrrelato #Origireto 2019 Mayo)



Continuando con mi participación en el #Origireto2019 ,  aquí teneis el micro correspondiente a Mayo, que es último que tengo que recuperar, lo creía imposible..  Se trata de una secuela para el gran relato de @EricaFortuny   titulado Desconexión  y que teneis que leer obligatoriamente aqui: https://ericafortuny.com/2019/02/28/origireto2019-desconexion/

 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
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Os dejo el microrrelato.

OMEGA


Me senté mientras la persona con la bata blanca se acercaba a mi.
                   —Arremánguese.
         Al hacerlo vi como sus ojos se abrían de par en par. Soltó la jeringuilla y con sus dos manos asió mi brazo.
                   —Al fin. Ya había perdido toda esperanza.
         Yo estaba desconcertada ¿Qué pasaba?
                   —¿Qué ocurre?
         Ella me levantó el brazo y me señaló la marca de nacimiento que tenía en él.
                   —Mira.
         No entendía nada. Ella tiró de mí y me llevó a la rastra por un estrecho pasillo.
                   —Corre, no tenemos mucho tiempo. Enseguida me echarán en falta.
         Bajamos a toda prisa una destartalada escalera y llegamos a unos túneles mal iluminados. Yo sólo quería acabar con todo de una vez. Me paré en seco.
                   —Dime que ocurre.
         Me miró intensamente.
                   —¡Eres Omega!
                   —¿Y eso qué es?
                   —Es el fin del régimen. Ya tenemos todas las piezas del puzzle.
         Algo despertó en mi mente. Ahora mi vida cobraba un nuevo sentido, aunque aún no tenía ni idea de cual, el brillo en los ojos de aquella mujer me dio esperanza.

·  Este microrrelato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.


·  Objetivo 8: Crea un relato post-apocalíptico/distópico.
·  Objeto oculto nº7: Una letra griega.

·  Caracteres: 995 caracteres
Además: feminista y supera el test de Bechdel  (creo, por favor que alguien en comentarios me lo confirme).

domingo, 8 de diciembre de 2019

SI ELLA NO PUEDE TOCAR

SI ELLA NO PUEDE TOCAR (Relato de MARZO para el #Origireto2019)


El Origireto es una genial iniciativa de Stiby y de Katty. Las normas de este reto se pueden consultar en las bitácoras de las organizadoras, @stiby2 y @musajue:
http://plumakatty.blogspot.com/2018/12/origireto-creativo-edicion-2019.html

o en http://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2018/12/reto-de-escritura-2019-origireto.html.

Ya me falta poco para cumplir el reto de recuperar todo el año, asi que os dejo con el relato correspondiente al mes de Marzo. Dejadme en comentarios que os parece.


SI ELLA NO PUEDE TOCAR

         Me estaba volviendo loca. No podía soportarlo más. Desconocía cuanto tiempo llevaba en aquel horrible lugar y no tenía forma de poder adivinarlo. A mi alrededor lo único que había era silencio. Un silencio frío y espantoso. Un silencio afilado como una espada. Un silencio que te helaba los huesos y el corazón. El silencio más horrible que había sufrido en toda mi vida. Si: sufrido. Porque no era capaz de reconocer mi vida si la música no estaba en ella. No era capaz de recordar ningún momento en el que la música no me hubiera acompañado.
         Desde que nací mamá me había cantado hermosas nanas y después divertidas canciones que alegraron toda mi infancia. Después vino el conservatorio. Mamá era profesora de fagot y en cuanto tuve la edad suficiente empecé a estudiar música con ella. Aunque aquello no era estudiar: era disfrutar. Cada nota, cada compás, cada melodía que escuchaba me llenaban de felicidad.
         En mi casa había multitud de instrumentos musicales de viento: flautas extrañas traídas de distintos viajes, saxos vetustos y trombones… además por supuesto del sempiterno e intocable fagot de mamá, con el que daba hermosos conciertos que nos llenaban el corazón y la nevera. Mamá siempre decía que el único amor más grande que el amor a la música era el que sentía por mí, que solo dejaría la música por mí.  Decía que nadie en el mundo, salvo un hijo, merecía ser amado más que la música. Decía siempre que la música era la vida misma. Que todo en la vida era música: cada sonido de cada objeto, ya fuera en la cocina, en el colegio o en la calle. De todas partes podías obtener sonidos e imprimiéndoles el ritmo adecuado todos ellos podían convertirse en bella música de uno u otro género. Porque aunque penséis que una concertista de fagot solo toca música clásica, mamá tocaba cualquier tipo de música con su instrumento, y a menudo me pedía que la acompañara con mis juguetes o tocando palmas. Mamá también decía que al final todo en esta vida te decepcionaba o te traiciona salvo la música. Sobre todo las personas. Decía que incluso las personas que más te quieren te acaban haciendo daño antes o después, pero que la música siempre está ahí para reconfortarte y que siempre hay una canción para todos los momentos. Nunca estuve segura de si debía creerla, puesto que pensaba que el amor verdadero estaría por encima de la música. Yo estaba segura de que cuando el amor llamara a mi puerta, la música me seguiría acompañando, pero no podría sustituir a mi amado.
         Así fui creciendo. Al acabar los estudios básicos me dediqué por completo a la música. Aprendí a tocar mejor, a escuchar mejor y enseñar a  amar la música a los niños que no habían tenido la suerte de tener una infancia como la mía, en la que la música era el mismo amor.
         Conocía a Braulio tras un concierto de la orquesta en la que estaba tocando. Solía tocar con varias porque el fagot no es un instrumento muy popular y había pocas fagotistas aparte de mi madre y de mi. Creo que fue amor a primera vista. Él era atrezzista en el Auditorio Real, donde tocamos aquella noche y en cuanto nuestras miradas se cruzaron supe que mi vida cambiaría para siempre. Algo dentro de mi corazón me decía que acababa de encontrar a la persona que trastocaría todo mi mundo. Desde el primer momento supe que Braulio cambiaría mi vida de arriba abajo y para siempre. Antes de verle por primera vez estaba segura de que nada en el mundo podría hacerme más feliz que la música, pero tras cruzar mi mirada con sus profundos ojos castaños supe que la felicidad absoluta aún estaba por venir. En ese momento pensé que mamá estaba equivocada. Y también ese momento supe que mi vida acababa realmente de empezar.
         Toqué durante todo el concierto pensando en Braulio, aunque aún ni siquiera sabía que aquel era su nombre. Toqué mucho más contenta que las últimas veces, porque estaba segura de que aquel chico moreno me estaría esperando al final del concierto, aunque no habíamos llegado a cruzar ni media palabra cuando nos habíamos visto. Aquella mirada me lo dijo todo. No tenía ninguna duda de que él había sentido lo mismo que yo, de que nos habíamos entendido. Para mí aquel cruce de miradas fue una clara declaración de intenciones, y de amor.

         Mi madre tenía razón. Toda la razón. Me arrepiento tanto de no haberla creído, de no haber seguido sus consejos. Siempre me decía que no me fiara de nadie, pero de los hombres menos aún. Siempre me decía que igual que mi padre la había abandonado a ella por poner su carrera musical por delante de él, así cualquier hombre que no fuera músico se apartaría de mí si ponía la música por delante. Yo estaba empeñada en creer que con Braulio no sería así, pero ahora le daba la razón a mi madre: la música le había alejado de mí y ahora estaba sola y rodeada de un silencio sepulcral.
        
         Cuando acabó el concierto y recogí mi fagot, tras despedirme de mis compañeros de orquesta me dirigí a la puerta de artistas para salir a la calle y allí estaba Braulio, fumando un pitillo. Eso no me gustó, pero pensé que no era más que un detalle que podría cambiar más adelante.
                   —¿Te ha gustado el concierto?
                   —Yo no entiendo de música, solo monto escenarios. ¿Vamos a dar una vuelta? Tengo el coche aquí al lado, puedes dejar la flauta en el maletero y te invito a cenar.
         Bueno, no mucha gente sabe cómo es un fagot, ya lo aprendería con el tiempo.
                   —No es una flauta, es un fagot y no lo puedo dejar en el maletero con este frío, se desafina. ¿Por qué no me llevas a mi hotel a dejarlo y luego ya cenamos donde quieras?
         Braulio me miró con suficiencia.
                   —Lo que tú quieras preciosa. Sube.
         Subí en su coche mientras en mi cabeza se armaban un montón de preguntas y de dudas. En mi cerebro se estaba montando palabra a palabra una frase que siempre me había dicho mi madre: nunca montes en un coche con un desconocido. El miedo empezó a subirme desde el estómago hasta hacerme un gran nudo en la garganta. Necesitaba romper ese silencio incómodo y constatar que mi madre se equivocaba, que todo estaba bien.
                   —¿Porqué no pones un poco de música para el camino?— Le dije, después de mirar la radio del coche y darme cuenta de que no tenía ni idea de cómo accionarla.
                   —No puedo, no funciona la radio. Pero no te preocupes, ya estamos llegando.
         Aceleró por la carretera. Habíamos dejado atrás el centro y mientras circulábamos hacia la periferia en busca de mi hotel me di cuenta de que esas calles no me resultaban familiares. No estábamos yendo hacia mi hotel. El miedo que seguía anudándome la garganta apretó el nudo un poco más. La velocidad tampoco ayudaba.
                   —¿Podrías ir un poco más despacio?
          Braulio me miró por un segundo y pude ver como su rostro adquiría un gesto socarrón y amenazante. Como respuesta a mi petición dio otro pisotón al acelerador mientras me miraba a los ojos. Entonces unas luces entraron en mi campo de visión y cuando le quise advertir era demasiado tarde.

         No recuerdo qué pasó después. Solo sé que me desperté en un hospital, llena de tubos y cables por todas partes. Me dolía intensamente todo el cuerpo y tenía un respirador conectado en la garganta. No podía hablar. Desperté sola en aquel lugar inhóspito y cuando vino mi madre sus ojos estaban morados de llorar. Yo también lloré, de rabia y de impotencia. No entendía nada. La gente hablaba a mi alrededor y yo no oía nada. No podía moverme. Quería saber que había pasado, quería saber donde estaba mi fagot, no quería dejarlo en el maletero frío toda la noche, alguien debía ir a por él pero  no tenía forma de comunicarme.  A mi alrededor solo había caras largas llenas de preocupación y mi madre se fue dejándome allí. Entonces entendí aquello que siempre decía de que hasta las personas que más te quieren te acaban haciendo daño. No quería estar sola pero nadie se quedó a mi lado.
         Una intensa sensación de sueño me invadió y no tuve fuerzas para luchar contra él. Cuando volví a despertar ya solo había silencio y oscuridad, no había cables ni luces ni tubos: solo silencio. No sabía cuánto tiempo había dormido pero necesitaba saber que alguien había traído mi fagot.
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                   —Marisa, el informe es muy claro, no podemos hacer nada.
                   —Pero sigue respirando. Podría despertar.
                   —No Marisa, nunca volverá a abrir los ojos. Lo siento mucho pero debes hacer un esfuerzo por  entender que eso no va a pasar. Deberías despedirte de ella y dejarla ir. Según el informe del neurólogo está en situación de muerte cerebral.
                   —Pero he traído su fagot, un bombero me lo dio. Si lo ve seguro que despierta.
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         En este lugar hace demasiado frío. Este silencio es incompatible con la vida. Necesito  mi fagot pero creo que sigue en el maletero de Braulio, se va a desafinar con este frío. Él me ha separado de la música, él se ha puesto por delante… esto no es amor. Esto no es vida.
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         Dos días después salió la noticia: La respetable fagotista de la orquesta nacional Marisa Patra deja la música después de perder a su única hija en un terrible accidente de coche. La joven salía del teatro real tras el concierto homenaje a Milan Turkovic cuando el coche en el que viajaba con Braulio Gómez, atrezzista del mismo teatro chocó contra un camión al invadir el carril contrario. El muchacho falleció en el momento mientras que la joven llegó con vida al hospital, donde los médicos no pudieron hacer nada por salvar su vida.

Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.


·  Objetivo 3: Escribe un relato en el que la música tenga un papel importante.
·  Objeto oculto: nº 6: Un informe médico.
·  Objeto oculto: nº10: Un instrumento musical.
·  Palabras: 1671 (milpalabrista)· 
Ademas: feminista en primera persona.
Además, la pegatina:

domingo, 1 de diciembre de 2019

VENGANZA

VENGANZA (microrrelato #Origireto 2019 Marzo)



Continuando con mi participación en el #Origireto2019 ,  aquí teneis el micro correspondiente a Marzo.  Se trata de una precuela del genial relato de Brayan  @Aqueloutrado titulado El Tigre, y que debeis leer urgentemente aqui: https://aqueloutradoblog.wordpress.com/2019/02/01/origireto2019-el-tigre/

 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
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Os dejo el microrrelato.


VENGANZA

                   —¡Verás que cara se le queda! –Le dije a Raquel.
                   —Es que mira que regalarte semejante horror.
                   —Él piensa que me encanta, cree que tengo ocho años.
                   —Bueno, lo hemos encontrado un lugar mejor.
         Nos reíamos muy a gusto. Me gustaría ver la cara de mi padre cuando fuera al olivar y viese allí aquel regalo tan inútil que me había hecho. Cogería la indirecta (y seguramente un buen cabreo, pero me daba igual).
         Seguimos pedaleando las dos en dirección al pueblo cuando nos cruzamos con un coche de la policía.
                   —Esther ¿Crees que irán para allá por culpa nuestra?
                   —No lo creo Raquel.
         No lo creía, estaba segura. Había colocado el enorme y horrible tigre de peluche de modo que la sombra le hiciera parecer real. Mi padre se llevaría un buen susto antes de darse cuenta, haría un ridículo tan grande como el que me hizo pasar en mi último cumpleaños. Mi venganza estaba en marcha jejejeje

·  Este microrrelato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.


·  Objetivo 19: Básate en una noticia o hecho real para escribir un relato. Aquí teneis la noticia: https://www.lasprovincias.es/sociedad/vecino-murcia-confunde-20180803104124-nt.html
·  Objeto oculto nº35:Una bicicleta.

·  Caracteres: 906 caracteres
Además: feminista y supera el test de Bechdel .