Mostrando entradas con la etiqueta ciencia ficción. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ciencia ficción. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de agosto de 2020

UN MUNDO PARA EL OLVIDO

 

UN MUNDO PARA EL OLVIDO

     Me he propuesto en esta entrada dar mi opinión acerca de “Un mundo para el olvido”, de Dioni Arroyo, sin destripar la trama para que aquellos que os animéis a zambulliros en esta sorprendente novela no me cojáis manía por estropearos el final.

    Dioni Arroyo es uno de los más destacados autores de género que ha dado Castilla y León  en los últimos años. Desde mi prisma personal destacaría sus obras “Fractura” por su crítica a prácticas productivas destructivas con el medio ambiente y “Fracasamos al soñar”, primera novela de sus Crónicas Cibernéticas en la que trata los dilemas éticos y morales del transhumanismo.

    Aunque si lees el resto de sus obras descubrirás un interesante universo de ciencia ficción que no te dejará indiferente.

    En esta ocasión Dioni, de la mano de Nowevolution  Editorial , nos propone un título en el que ya desde  la portada te invita a sumergirte (y nunca mejor dicho) en una historia de amor a la vida y al entorno, que incluye además un extraño triángulo amoroso en dos fases de la mano de Alex,  el personaje principal, otorgando al tiempo la categoría de ser un personaje más de la trama. ¿Tantas cosas en solo 156 páginas? Pues sí. Un mundo para el olvido es una novela que mezcla un inquietante futuro hipotético donde la raza humana ha sucumbido a su propio egoísmo y estupidez en el planeta en el que habitamos con elementos tan míticos de la ciencia ficción como la colonización de otros mundos, donde, dicho sea de paso, deja en evidencia la naturaleza poco generosa y respetuosa del ser humano, siempre buscando su propio beneficio.


    Nos presenta un mundo arrasado por el calentamiento global  que obliga a buscar alternativas habitables que es  bastante cruel  a nivel humano. El sistema económico domina la producción y explotación de recursos hasta su extinción, minimizando hasta casi su desaparición la moral, la ética y el respeto por el medio ambiente. Narrado desde un punto de vista un tanto autobiográfico y crítico pero dejando abierta una ventana a la esperanza.

    En esta novela trata las relaciones interpersonales como una obligación vigilable  y controlable por el poder, al más puro estilo de Aldous Huxley en su “Un mundo feliz” o de Orwell en “1984”. Unas relaciones humanas marcadas por su convivencia con una forma vegetal que es la verdadera protagonista de la historia, y que expone desde las primeras páginas como la presencia humana en el planeta Algae no será beneficiosa ni para el planeta ni para los humanos. Dioni nos explica en esta novela la naturaleza frágil de nuestros cuerpos y nuestras conciencias poniéndonos como evidencia al protagonista, Alex, y como los agentes externos, en este caso una clase de algas, pueden desencadenar historias insólitas y verdaderamente preocupantes. Nos cuenta como la maldad y la avaricia humanas no tienen límites en algunas personas pero también como hay otras que aún tienen sentido de lo que es correcto y que intentan marcarse un objetivo vital donde el amor pueda ganar la partida. Todo ello salpicado por enormes avances tecnológicos que nos hacen replantearnos la vida tal y como la conocemos y  nos generan la duda de hasta donde se ha llegado ya con la investigación y la experimentación en el ámbito neuronal.

    Una novela que recomiendo leer, ya que se lee en dos ratos porque la historia fluye como un río de principio a fin, y aunque el final queda para mi gusto un poco atropellado, te lleva hasta las últimas páginas manteniendo la duda de si Alex tomará la decisión correcta con su vida. Y una vez tomada te hace pensar si realmente esa era la mejor opción.

viernes, 31 de julio de 2020

PECADO

        PECADO          

                    —Amén.

                   —Amén.

         Recitamos todos al unísono. Para mí solo eran palabras huecas, pero mi hermana estaba segura de que iría al infierno si no cumplía con todos los preceptos de la Santa Madre Iglesia. Siempre tan preciosa, con su larguísima melena recogida en una recatada trenza que se enroscaba formando un moño monumental y sin embargo, siempre asustada de la vida.

         Cuando la conocí era una preciosa niña de siete años, con vestido de callos, calcetines y dos coletas rubias con enormes lazos. Tenía la dulce mirada de la inocencia y una piel blanca como la leche. Su madre la traía de la mano cuando llegó a la estación a recogerme. Por aquel entonces yo tenía el aspecto de un mozalbete de doce años, alto, flaco, desgarbado y con unos pantalones demasiado cortos para mi estatura. Gothel me miró de arriba abajo apretando los labios mientras sujetaba con fuerza la mano de Raquel, que la miraba con miedo a quejarse, seguramente temiendo una reprimenda si abría la boca.

                   —Vamos.

         Esa fue la única palabra que dijo aquella mujer a la que nunca conseguí llamar mamá. Estuvimos caminado durante más de media hora hasta llegar a un pequeño piso del centro de Madrid. Gothel abrió y volvió a hablar.

                   —Límpiate bien los pies en el felpudo antes de entrar.

         La mirada que me dedicó era fría como el hielo. Miré a mi nueva hermana buscando algo de complicidad, pero ella ya había pasado y se había metido en una de las habitaciones. Gothel me mostró donde estaban el baño y al cocina. Después abrió la puerta de un diminuto cuarto que por todo mobiliario tenía un jergón, un pequeño armario y un reclinatorio. Nunca había visto uno de esos en una casa.


                   —Cenamos a las ocho y media. Aséate antes de ir a la mesa. Puedes deshacer tu…—miró con desprecio mi pequeña mochila—equipaje, y descansar un poco del viaje. Aprovecha para agradecerle a Dios haberte permitido realizarlo sin contratiempos.

         Así de fría y distante se mostraba siempre aquella bruja conmigo. Se dirigía a mi siempre por mi nombre: Alex. A la pequeña la llamaba “cariño”, masticando la palabra, que de sus labios sonaba como una maldición.

         Las normas en aquella casa eran de una rigidez castrense: se bendecía la mesa antes de cada comida,  se acudía a misa todos los domingos y fiestas de guardar y se miraba que toda la ropa cubría convenientemente todo lo que debía cubrir, incluso durante los asfixiantes veranos de Madrid. La religiosidad lo impregnaba todo en aquellas habitaciones presididas por crucifijos y cuadros de la Virgen María.

                   —No cariño, no irás a ninguna fiesta.

                   —Pero cumplo catorce años y nunca he ido a ninguna. Mis amigas me han organizado una fiesta de cumpleaños.

                   —Esas fiestas son nidos donde el pecado y la lascivia se incuban y crecen. No irás. Es mi última palabra.

         Raquel, que había vivido toda su infancia bajo los férreos preceptos de su madre entornó los ojos mientras avanzaba por el pasillo camino de su cuarto. Con el tiempo mi relación con ella no era “de hermanos”, pero habíamos alcanzado cierto grado de complicidad, así que esperé a que Gothel se sentara de nuevo en su butaca para rezar el rosario y me acerqué al cuarto de la niña.

                   —Soy Alex, ábreme la puerta, por favor.

                   —Vete. Si mamá te pilla en mi cuarto nos matará a los dos.

                   —Solo me iré si me garantizas que vas a estar bien.

                   —Rezaré un rosario para calmar mi soberbia. He cometido un pecado desafiando a mi madre, a quien debería honrar.

                   —Si te hace sentir mejor te acompañaré mañana a la iglesia para que puedas confesarte.

         No sabía que otra cosa podía hacer, porque acompañar a Raquel a la iglesia era de las pocas cosas que podíamos hacer juntos sin que Gothel estuviera presente. A pesar de que yo ya había cumplido 19 años, las normas no se habían relajado ni un poco. En algunos aspectos se habían recrudecido. Yo recordaba con nostalgia los años vividos con mi padre: con él la vida era más lógica y yo podía entenderla sin tener que leer la biblia en busca de respuestas. Lo extrañaba mucho, y estaba dispuesto a volver a buscarlo en cuanto lograra poner a Raquel a salvo de Gothel, que vigilaba cada minuto de su vida.

         Por desgracia para nosotros, Gothel había sido la que había determinado que Raquel debía acudir a la iglesia al día siguiente para pedir perdón por sus pecados, así que allí estábamos los tres, rezando a un dios en el que yo nunca había creído. Mi fingida devoción satisfacía a la bruja mientras ignoraba mis verdaderos sentimientos. Si llegaba a saber que yo en realidad nunca había creído en su Dios seguramente me habría echado de casa, pero mi engaño llevaba cinco años dando resultados. Necesitaba mantenerme al lado de Raquel, desde el primer día había visto el miedo en el fondo de su mirada y no podía resistirme a rescatarla de una vida que no merecía.

         En aquellos cinco años que habíamos compartido casa, Raquel y yo no habíamos tenido más de dos o tres ocasiones para poder jugar a solas o hacer algún puzle. Gothel era omnipresente y no quitaba el ojo de encima nunca a su pequeña princesa, aunque los mimos en aquella especie de hogar siempre habían brillado por su ausencia la vigilancia y al rigidez eran el pan nuestro de cada día.

         Me asfixiaba en aquel ambiente cargado de santos y rezos, como si tuviera una ballena sobre mi pecho impidiéndome respirar,  pero no podía dejar allí a aquella preciosa niñita que era cautiva de una educación retrógrada y sin sentido para mí. Me propuse salvarle y darle una oportunidad de vivir una vida sin semejantes ataduras. Pero ella no parecía sentirse encerrada… al menos hasta que su madre le prohibió la fiesta de cumpleaños con sus amigas. Raquel no sabía lo que era una fiesta de cumpleaños. La única celebración que habían tenido sus onomásticas hasta entonces se habían compuesto de soplar las velas sobre un bizcocho que su madre cocinaba y que siempre estaba excesivamente seco, como su corazón.

         Estaba acabando la misa cuando Raquel me miró de reojo. Capté su mirada y entendí que estaba buscando una ventana para poder respirar, así que le devolví una mirada de confianza para que supiera que podía contar conmigo pasara lo que pasara.

         Cuando el sacerdote ordenó que nos diésemos la paz, sujeté la mano de mi hermana un segundo de más, sin llamar la atención de Gothel. Quería darle la seguridad suficiente para poder emprender la huída hacia adelante. Yo tenía unos pequeños ahorros que había logrado juntar trabajando como mozo en un almacén. No era una gran cantidad puesto que casi todo el dinero se lo quedaba la bruja para los gastos de la casa, pero sería suficiente para comprar un par de billetes de tren y regresar a casa de mi padre. No sabía si lo encontraría allí, pero de lo que estaba seguro era de que encontraría el modo de vivir dignamente y lograr que Raquel tuviera una vida normal.

         Cuando salimos de la iglesia, Gothel se retrasó para hablar con don Braulio, el joven sacerdote, y agradecerle su sermón, como solía hacer. Raquel y yo esperábamos en la puerta a que saliera para regresar a casa.

         Me acerqué un poco más a mi hermana y le hablé en un susurro. Su madre tenía oídos en todas partes y esa vez era de vital importancia que no oyera lo que iba a decir.


                   —Raquel, nos vamos.

         Me miró desconcertada. Creo que no entendió mi propuesta.

                   —Solo tenemos unos pocos minutos. Ven conmigo y te librarás de esta cárcel en la que vives. Iremos a casa de mi padre y buscaremos un futuro en el que puedas celebrar tus cumpleaños con tus amigas.

         Raquel seguía mirándome con los ojos como platos. Sabía que la había cogido por sorpresa, pero en aquella casa nuestra comunicación era imposible así que era ahora o nunca. Agarré su mano y comencé a caminar, seguro que de ella me seguiría, pero nuestros brazos se estiraron cuando ella no se movió del sitio.

                   —Raquel, tenemos que irnos ahora. Ahora o nunca.

         Pero ella no se movió del sitio. Busqué una respuesta en sus ojos y me di cuenta de que su inocencia ya no estaba allí. No entendía nada.  Su mirada era intensa y estaba llena de miedo. Sin embargo algo me decía que estaba dispuesta a enfrentarse a ese miedo. Tiró de mí hacia el interior de la iglesia.

                   —No, Raquel. Vámonos. No puedo creer que quieras seguir viviendo en este infierno. Vámonos ahora.

                   —El infierno es para los pecadores.

         Me dejé arrastrar dentro del templo. Un rumor extraño ensuciaba el sagrado silencio. Caminamos sigilosamente hasta el altar, en cuyo lateral estaba la puerta de la sacristía. El sonido de unos gruñidos era cada vez más evidente. El miedo en los pasos de mi hermana, también. La puerta de la sacristía estaba entreabierta y por la ranura que quedaba podía verse parciamente el interior. No podía creer lo que estaba viendo.

                   —No puede ser ¿desde cuándo lo sabes?—Le pregunté a Raquel. Ella se arremangó las mangas del vestido para mostrarme sendas cicatrices en sus muñecas.

                   —No quiero ser como ella.

         Empujó la puerta, que se abrió con un chirrido y pude ver . Los ojos de Gothel brillaron desorbitados y llenos de ira mientras la sangre del sacerdote escurría de su boca. Ni todas las oraciones del mundo podrían librarla nunca de sus raíces paganas ni de ser lo que era.

Este relato está enmarcado en el reto de escritura #Origireto2020 organizado por Kat y Stiby. Podeis consultar las bases y apuntaros en sus blogs clickando aquí  o aquí

JULIO:
Objetivo 3: Escribe una historia basada en la religión
Cuentos y leyendas B: Rapunzell.
Criaturas del camino III: Wendigo.
Objetos ocultos: 4 una ballena y 7 una docena.
Además: milpalabrista (1606 palabras), doble dragón por relato de fantasía, rosa insolente por protagonista femenina y creo que no me dejo nada.

Gracias por leer hasta aquí.
Déjame tu comentario para saber si este relato te ha gustado o no. Prometo contestar.

jueves, 30 de enero de 2020

FEROZ


FEROZ
         Cuando recibí la segunda llamada supe que ya no había marcha atrás. Esa llamada nunca debió producirse. Caperucita no entendía mi desazón. Su cerebro robótico no era capaz de procesar datos que no fueran numéricos. Por desgracia para mi, en aquel momento de desesperación absoluta no tenía ninguna otra compañía así que se lo estaba contando a la máquina.
                   —Caperucita, es el fin. Ya nadie vendrá a rescatarme. Me quedaré aquí atrapada hasta que la estación reviente por falta de arreglos.
         Miré a la máquina. No sé si esperaba que me devolviera la mirada. En realidad no sabía qué esperar.
                   —Puede que antes de que eso ocurra se me terminen los alimentos ¡Qué ironía! morir de hambre por intentar salvar a un planeta que agoniza por causa de la sobreexplotación. Aunque es mucho más probable que me vuelva loca si no me sacan de aquí.
         Caperucita seguía a mi lado, impasible ante mi desesperada disertación.  No era el robot más moderno del mundo, pero era capaz

lunes, 23 de diciembre de 2019

LIBERACIÓN

LIBERACIÓN

Pues ha sido un año (en realidad medio, puesto que me reenganché en junio) muy productivo e interesante en este reto de escritura tan original. He disfrutado muchímo escribiendo relatos totalmente alejados de lo que viene siendo mi estilo y descubriendo nuevos horizontes junto a un puñado de personas a las que no tengo más remedio que agradecer todo el tiempo que hemos compartido, ya que sin duda ha sido lo mejor el reto.
 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
 y también

Os dejo el relato, espero muchos comentarios jejejeje 

LIBERACIÓN

         Susa se divertía, como siempre que iba a la discoteca. No podía diferenciar muy bien las luces de colores, pero la calidez de sentirse rodeada de cuerpos la embriagaba.
         Desde que eran esclavos de los Waldorf, estas pocas horas de asueto se habían convertido en su razón para seguir adelante. La vida había cambiado para siempre cuando la nueva generación de teléfonos inteligentes tomaron el control sobre el planeta. Desde las aplicaciones que ellos mismos creaban y viralizaban, habían logrado dominar toda la maquinaria, y ni los más ricos, ni los más poderosos habian conseguido controlar la tremenda catástrofe que se avecinaba. Para las máquinas no éramos más que el virus del planeta, solo éramos una especie a extinguir.
         Para llevar a cabo su plan empezaron por controlar las comunicaciones interpersonales y también las diplomáticas…con el resultado que la Cuarta Guerra Mundial acabó por arrasar lo poco que quedaba de civilización.
         La Tercera Guerra Mundial había enfrentado

viernes, 1 de noviembre de 2019

SACRIFICIO

SACRIFICIO (microrrelato #Origireto 2019 febrero)


Continuando con mi participación en el #Origireto2019 y luchando por recuperar los meses atrasados,  aquí teneis el micro correspondiente a Febrero. Está enlazado con el relato Noche de fuego  , de Kalen de febrero (ya sabeis que intento ser organizada). Debeis leerlo urgentemente aaqui: http://lasombraescondida.blogspot.com/2019/02/noche-de-fuego-relato-de-febrero-del.html
 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
 y también

Os dejo el microrrelato.

SACRIFICIO



Resucité en Octicrón tras la desmaterialización. A tres mil años luz de la Tierra lo primero que vi fui a Raina, aquel repugnante ser.
                   —Alduin, has tardado más de la cuenta en volver de la Tierra, espero que traigas buenas noticias.
         Que sus hembras son suaves y neumáticas, complacientes y exigentes, dulces, saladas y cremosas. Que sus machos también son exquisitos e insaciables. El mejor planeta que había estudiado, sin duda.
                   —No las traigo. Tampoco somos compatibles con la especie dominante de aquel planeta. No pienso viajar más, odio las jeringuillas del traspondedor de materia.
                   —Maldita sea Alduin, tendremos que reproducirnos tú y yo entonces o nuestro mundo acabará.
         Después de probar los deliciosos cuerpos Terrestres estaba seguro de que no había nada en el mundo que me diera más asco que Raina. Tenía que hacer un sacrificio enorme.
                   —Nos extinguiremos, porque no pienso tocarte ni con un palo.
         Elegí sacrificar la supervivencia de mi especie.

·  Este microrrelato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.
·  Objetivo 7:Escribe un relato que no suceda en la Tierra.
·  Objeto oculto nº3:Una jeringuilla.

·  Caracteres: 971 caracteres
Además: 

domingo, 13 de octubre de 2019

PEZ

PEZ (microrrelato #Origireto 2019 Octubre)
Continuando con mi participación en el #Origireto2019 aquí teneis el micro correspondiente a Octubre. Está enlazado con el relato El más puro deseo, de Kat de septiembre,  que teneis que leer obligatoriamente aquí :http://plumakatty.blogspot.com/2019/09/weno-al-lio-que-vamos-tarde-aqui-el.html porquesi no lo haceis no podreis entender el contenido.


 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
 y también
y además: 
Os dejo el microrrelato.


PEZ
                   —Creo que ya pagué mi deuda.-Le dije a la vieja mientras ella me colocaba en un recipiente para entregarme a la niña esa.
                   —Tu infidelidad fue terrible. Pagarás por ella con tu vida entera.
         La vieja inmortal me entregó a aquella estúpida niña. No solo no me liberaba de ser un ridículo pez de colores sino que me alejaba para siempre de mi única posibilidad de volver a ser una persona.

         Si quieres un consejo escúchame: nunca intentes liberar a los peces de colores de una vieja loca porque te convertirá en uno de ellos. Y te dará comida radiactiva para que tu cuerpo brille de forma intermitente. Y eso escuece ¿sabes?

·  Este microrrelato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.
·  Objetivo 14:Escribe sobre una infidelidad.
·  Objeto oculto nº24 :Un pez de colores.
·  Caracteres: 631caracteres

·  Además: enlaza con relato de otro participante, que insisto que leais aquí: :http://plumakatty.blogspot.com/2019/09/weno-al-lio-que-vamos-tarde-aqui-el.html

aquí la pegatina del mes:


jueves, 10 de octubre de 2019

APRESTO

APRESTO (relato #Origireto 2019 Octubre) 

Continuando con mi participación en el #Origireto 2019, aquí teneis el relato correspondiente al mes de Octubre. Vamos pronto a empezar el més con un relato diferente y creo que original. Espero vuestros comentarios para poder mejorar.


 para mas datos sobre este fantástico reto creativo podeis visitar:
 y también
y además: 
Os dejo el relato.



APRESTO

                   —¡Esto es una locuraaa!
                   —¡Te lo dije, Fausto!¡Uoooo!
         Todo giraba a una velocidad desorbitada. Nuestra liberación había sido espectacular. Carmelo, Silvano y Jon habían contado siempre la leyenda de que tras la liberación el mundo estaría lleno de luz y diversión y ahora que lo estábamos viviendo en nuestros propios cuerpos no podíamos sino darles la razón. El viaje era pura magia. Desde la llegada de la luz, inundándolo todo y dándonos el aire y el espacio que durante tanto tiempo nos habían faltado, hasta el torbellino imparable y húmedo en el que nos encontrábamos, pasando por el emocionante descenso en caída libre hacia lo desconocido.
         Nuestra vida tras la liberación estaba siendo como ir pasando de una atracción a otra en una feria de la locura y la alegría. Todos estábamos maravillados. Apenas podíamos vernos las caras a través de aquel agua que giraba y giraba cada vez más deprisa, formando una especie de volcán en el centro. Todos nos movíamos de arriba abajo dejándonos llevar por el movimiento de aquella estupenda piscina de parque acuático que parecía no tener fin. Definitivamente, la larguísima espera había merecido la pena.
         Durante meses habíamos permanecido hacinados a oscuras y sin apenas aire en la más absoluta quietud. Algún repentino movimiento seco y unas horas de traqueteo nos habían llevado a otro lugar donde seguimos sin luz, sin aire y sin movimiento. Durante todo el tiempo después del traqueteo habíamos notado que hacía más calor que en el lugar donde nos habían tenido antes. Pero esa era la única pista que teníamos del mundo exterior. Nuestro añorado mundo exterior, donde habíamos sido creados y donde nos habíamos conocido unos a otros.
         Según contaba Silvano aquel lugar se llamaba laboratorio ¡Vaya nombre más ridículo! El había permanecido allí, entre unas enormes paredes metálicas hasta que un día el aire le llevó hasta donde estábamos nosotros, que acabábamos de ver la luz. Aquella luz apenas nos duró un instante, pues rápidamente nos dejaron caer en nuestras celdas y las sellaron, dejándonos en la más absoluta oscuridad a todos amontonados. Pasamos mucho miedo en aquel primer momento, hasta que Silvano, Carmelo y Jon lograron hacerse oir y nos tranquilizaron un poco. Nos dieron sobre todo esperanzas, aunque ninguno estábamos seguros de que ellos mismos las tuvieran. Por aquel entonces sí que tuvimos un poco de movimiento. Silvano decía que nos estaban empaquetando y etiquetando, significara lo que significase aquello. Todos le creímos, a él y a los otros dos veteranos, porque los tres decían que habían tenido una larga vida en aquel exterior estridente y luminoso.
         Contaban como una ráfaga de aire les había apartado de sus hermanos y les había abandonado a su suerte en aquel lugar aséptico y frío. Desde lo que acabó siendo su hogar veían como día tras día miles de los nuestros se creaban solo para ser encerrados en celdas de papel plastificado y luego esas celdas eran empaquetadas y etiquetadas por unos monstruos extraños, gigantescos y de piel cálida, como si fueran de carne. Decían que todas las celdas que aquellos horripilantes monstruos se llevaban, jamás volvían.
         También contaron que una vez vieron como uno de esos seres enormes abría una celda y liberaba a miles de los nuestros en una piscina gigante y como pudieron oir los gritos y risas de júbilo y disfrute de nuestros congéneres. Después el monstruo agarró la piscina con sus enormes patas y nunca más volvieron a saber de ellos.
         Aquellas leyendas que contaban nos mantenían expectantes y esperanzados, porque sabíamos que tras la penitencia de nuestro encierro vendría el paraíso de la felicidad, antes o después, seguramente. Lo cierto es que no estábamos muy seguros de que eso fuera a ser así, pero necesitábamos algo a lo que agarrarnos para seguir adelante y no tirar la toalla. Por suerte para todos nosotros resultó que todas las historias eran verdaderas. Y allí estábamos, disfrutando de la vida a tope.
         Una nueva atracción se acercaba. Los monstruos gigantescos se acercaron a por la piscina en la que estábamos y con sus enormes garras la levantaron sin problemas. Nos llevaban a alguna parte. Nos entró el pánico, pero Jon nos convenció de que no debíamos tenerlo porque lo que se avecinaba seguro que sería divertido.
         De repente sentimos una fuerte succión. Una succión que nos impulsaba hacia un ascensor transparente, una especie de tubo por el que todos iban subiendo irremediablemente. Todos subían felices ¿qué nueva atracción nos esperaba en el fantástico mundo exterior?
         A través del cristal de la enorme piscina en la que seguía girando cada vez más cerca del tubo pude ver una réplica de uno de los monstruos gigantes. Estaba seguro de que no era un monstruo porque no tenía ni garras, ni cabeza. Lo que sí que tenía era un enorme vestido de reina. Vi como mis amigos salían despedidos con una inusitada fuerza contra la falda de aquel imponente vestido blanco. Parecía un buen sitio para vivir, pero sentía mucho miedo de lo que nos podría deparar esa nueva vida.
         En aquel momento el tubo me aspiró y en pocos segundos salí despedido a toda velocidad, envuelto en una burbuja del mismo líquido de la piscina y fui a estamparme en la tela del vestido de reina. Era un lugar cálido y suave. Mis amigos estaban a mi alrededor, descansando del enorme viaje que nos había proporcionado nuestra liberación. Sería feliz allí.




                   —Yo no le pondría más apresto.
                   —Mira la foto de novia de mi madre. Este vestido necesita más volumen para que realmente se parezca al suyo. No me casaré con él si no logro que sea igualito al de la foto.
                   —Vale, haremos más apresto. Dame otro sobrecito, que voy a por más agua para hacerlo.
         Sin saberlo, Lorena y Mila estaban liberando a un montón de los nuestros cada vez que abrían un sobrecito de apresto de almidón. Y si todos íbamos a ir a parar a aquel precioso y cálido vestido, todos podríamos ser felices allí.

  
    Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019.

·  Objetivo 16:EScribe un relato que transcurra bajo el agua.
·  Objeto oculto: nº26: Un vestido de novia.
·  Objeto oculto: nº28: Un ascensor.
·  Palabras:1002 (milpalabrista)· 
 Además: he usado el objeto 23, una foto vieja  y he incluido en la publicación una imagen muy chula del vestido de novia que utilizó supuestamente Isabel de Baviera. Que no puntúa, ya lo sé...