FEROZ
Cuando recibí
la segunda llamada supe que ya no había marcha atrás. Esa llamada nunca debió
producirse. Caperucita no entendía mi desazón. Su cerebro robótico no era capaz
de procesar datos que no fueran numéricos. Por desgracia para mi, en aquel
momento de desesperación absoluta no tenía ninguna otra compañía así que se lo
estaba contando a la máquina.
—Caperucita,
es el fin. Ya nadie vendrá a rescatarme. Me quedaré aquí atrapada hasta que la
estación reviente por falta de arreglos.
Miré a la
máquina. No sé si esperaba que me devolviera la mirada. En realidad no sabía
qué esperar.
—Puede
que antes de que eso ocurra se me terminen los alimentos ¡Qué ironía! morir de
hambre por intentar salvar a un planeta que agoniza por causa de la
sobreexplotación. Aunque es mucho más probable que me vuelva loca si no me
sacan de aquí.
Caperucita
seguía a mi lado, impasible ante mi desesperada disertación. No era el robot más moderno del mundo, pero
era capaz
de ir reparando la estación siempre que los arreglos no fueran muy grandes. Lo enviaron en una cápsula porque supongo que era más barato que enviar una expedición a por mí. Yo había pedido un mecánico puesto que mis posibilidades de mantener la estación operativa se reducían conforme los sistemas de software iban dejando obsoleto el hardware que los soportaba.
de ir reparando la estación siempre que los arreglos no fueran muy grandes. Lo enviaron en una cápsula porque supongo que era más barato que enviar una expedición a por mí. Yo había pedido un mecánico puesto que mis posibilidades de mantener la estación operativa se reducían conforme los sistemas de software iban dejando obsoleto el hardware que los soportaba.
Al principio
del proyecto todo fue más o menos bien. Cuando llegué a relevarle, Jaroslav
tenía suficientes componentes acumulados en la estación como para ir
actualizando algunos aparatos, y además la comunicación con la base era
bastante fluida. Una vez al mes enviaban una cápsula con alimentos y
componentes. Todo marchaba según el plan previsto. Mi trabajo era actualizar el
panel secundario de orbitación y después regresaría a casa. Pero dos días antes
de terminar mi plazo recibí la llamada: Einhell no vendría a relevarme, había
sufrido un contratiempo. Así que buscaron a Jaroslav para que lo sustituyera,
pero él tampoco estaba disponible. Me dijeron que tenía una pierna rota. De Einhell
no me dijeron ni media palabra, no me gustó nada recibir así las dos noticias.
Se suponía que
la actualización de la estación estaba presupuestada en su totalidad y de
hecho, llevábamos viniendo aquí en turnos de cuarenta y cinco días durante nueve meses ya. Solo faltaba un
treinta por ciento para completar la puesta a punto así que no entendía que
podía estar ocurriendo.
Me dijeron que
mientras localizaban y preparaban a Rachel me enviaban un robot mecánico puesto
que suponían que tras cumplirse mi turno necesitaría ayuda y compañía. También
me dijeron que harían lo posible por enviar a alguien cuanto antes. A alguien.
No a Rachel, ni a Einhell, ni por supuesto a Jaroslav, que tenía una pierna
rota. ¿Qué estaba ocurriendo? Porque era evidente que algo muy raro estaba
pasando en la Tierra para que un programa espacial internacional, presupuestado
y aprobado, en marcha y con éxito en su progreso, tuviese aquel tipo de
problemas. Era del todo imposible.
Pero lo peor
de todo era que esa llamada tan desalentadora había tenido un ruido de fondo de
lo más extraño. Las comunicaciones vía satélite no filtraban ruidos de
ambiente, pero esa llamada tenía una vibración de fondo de lo más reveladora.
Era como si la base desde donde se comunicaban con la estación estuviera
sufriendo un terremoto en el momento de la llamada. Eso de me daba mucho en lo
que pensar.
Los
terremotos, tsunamis y demás desastres naturales se sucedían en nuestro planeta
desde aquel fatídico accidente que lo precipitó todo. El sobrecalentamiento que
el planeta ya venía arrastrando con la desaparición de la mayoría de los
glaciares, la subida del nivel del mar… aquellos océanos contaminados y tóxicos
que ya no nos proporcionaban más que una débil refrigeración que no era
suficiente… todo se multiplicó cuando las decisiones poco acertadas de los
gobernantes nos llevaron a obviar el aviso de choque de meteorito. No
reaccionamos a tiempo como planeta y aunque el desastre no fue total, la Tierra
se quedó hecha unos zorros.
Por suerte la
colonización del espacio estaba en marcha y el traslado de la población a
lugares tan remotos como el planeta enano Urbanic85 estaba dando buenos
resultados. Pero para llevar a cabo la gran migración aún necesitábamos de las
viejas instalaciones de la carrera espacial del siglo pasado. Habíamos estado
demasiado ocupados matándonos entre nosotros como para dedicar los recursos y
sobre todo el tiempo necesario a construir las infraestructuras
(superestructuras en este caso) necesarias para salvar a la raza humana de su
propia decrepitud.
Para los que
no querían ser salvados existían dos posibilidades: quedarse en su casa hasta que
cualquier desastre acabase con ellos, o si querían un final más dulce podían
acudir a los terminadores. Eran unas instituciones que habían proliferado por todo
el planeta. Ingresabas allí y vivías en paz y protegido durante algunas semanas,
hasta que una noche al azar gaseaban tu habitación con una nube de nanorobots
que se introducían en tu cuerpo y te llevaban a la eternidad sin dolor ninguno.
Sin dramas. Esos mismos nanorobots devoraban tus tejidos hasta que no quedaba
ni rastro de tu cuerpo. Todo muy aséptico.
Y allí estaba
yo, abandonada en la vieja Estación
Espacial Internacional intentando que las comunicaciones con las distintas naves
que salían de la Tierra se mantuvieran operativas para que el éxodo tuviera un
éxito relativo. Caperucita no estaba en los planes ni en el presupuesto, había
sido una medida de emergencia. No era una gran compañía, solo era un montón de
chatarra roja que apretaba tornillos. En realidad el robot era muy útil, y
tenía un nombre muy tecnológicamente correcto, pero yo le llamaba Caperucita
porque su cabeza era roja y parecía una capucha reluciente. Además había traído
su cestita a casa de la abuelita, que era yo, por supuesto. Me había traído la
cestita de la desesperación de saber que no volvería a casa por el momento.
Puta vida.
En fin, no
servía de nada seguir desesperándose. Decidí que lo mejor sería mantener la
rutina todo lo posible, para que mi salud física, pero sobre todo mi salud
mental se mantuvieran como estaban. Debía mantenerme fuerte para aguantar todo
el tiempo posible mientras llegaba la ayuda.
Hice mis ejercicios
con gravedad simulada, revisé todos los controles que revisaba a diario e
intenté establecer conexión con la base, como todos los días. Por desgracia sin
éxito, como venía sucediendo los últimos diecisiete días. Intenté captar algo
dejando abiertos algunos de los canales que utilizaban los transbordadores que
llevaban a la gente de la Tierra a Urbanic85, a Suentaure-die y a la segunda
luna de Raud-Amale, que eran los tres destinos con los que habíamos establecido
conexión para el gran éxodo. Las conexiones de comunicación para que los
transbordadores pudieran hacer sus rutas funcionaban a la perfección, pero
aunque intenté conectar con ellos desde la estación, había algo que no
funcionaba como debía puesto que no lo lograba. Necesitaba más conocimientos.
Necesitaba que Caperucita lo solucionase, aunque no estaba en su programación infringir los protocolos rutinarios de la estación.
—Caperucita,
si no logramos contactar con alguien, con quien sea, nunca volveré a la Tierra.
¿Sabes? tengo un libro con tu biografía en mi estantería, estoy segura de que
te gustará leerlo cuando regresemos.
Caperucita me
miró con sus ojos yertos. En realidad no me miró, pero me hacía ilusión fingir
que lo hacía. Después de más de una semana con la compañía de la pequeña robot
la había cogido cariño. No era muy habladora, de hecho aún no la había oído
emitir ningún sonido articulado en ningún idioma, pero me gustaba pensar que
estaba asustada, porque la casa de la abuelita no era lo que ella había
esperado.
Me di la
vuelta en el asiento para poder mirar por la escotilla norte. Tenía suerte,
durante dos días podría divisar el reflejo del sol. Llevaba sin verle desde que
llegué aquí. La estación se mantenía siempre en la órbita sombría, al otro lado
del planeta, para que el sol no fundiera ni estropeara ninguno de los
componentes. Había que tener en cuenta que aquella chatarra llevaba en el
espacio más de setenta años, con su edad no era bueno que tomara el sol. Pero
cuando regresara a mi casa yo sí que iba a tomar el sol en el jardín, todos los
días. Lo echaba muchísimo de menos. Añoraba los paseos por el campo y la lluvia
en la cara. Añoraba hasta la fuerza de la gravedad…
Se lo iba a
comentar a Caperucita, así que me giré de nuevo en la silla para mirarla
mientras lo hacía.
—¡Hijos de
puta!
De la capucha
de Caperucita estaba saliendo una sospechosa nube mientras la máquina me miraba
con sus ojos ciegos. Sabía lo que eso significaba. Nunca volvería a la Tierra.
Este
relato está enmarcado en el reto de escritura #Origireto2020 organizado por Kat
y Stiby. Podeis consultar las bases y apuntaros en sus blogs clickando aquí o aquí.
ENERO:
Objetivo
6: Narra una historia que suceda en el espacio.
Cuentos
y Leyendas F: Caperucita roja.
Criaturas
del camino XII: robots.
Objetos
ocultos: 5 el sol y 22 un desastre natural.
Además:
milpalabrista (1475 palabras), protagonista femenina y relato de cifi.
Ya sabeis que estaré encantada de leer vuestros comentarios.
Buenas noches
ResponderEliminarLeído tu relato. Me gusta bastante leer relatos de ciencia-ficción pura, como este. La verdad es que a mí me gustaría escribirlos más a menudo, pero me falta a veces la inspiración.
Me ha gustado el tono apocalíptico, el hecho de pensar en una Tierra tan degradada que hay que realizar un éxodo para salvar a la humanidad. Una vez escribí algo similar, en el sentido de que también había un éxodo.
En el relato vas desvelando, poco a poco, que ha ido pasando para llegar a la situación actual y, aunque se sospechaba que había algo raro, no pensé que la misión de Caperucita fuera, precisamente, esa. Buen giro final.
Como detalle, en esta frase: "aunque no estaba en sus protocolos infringir los protocolos rutinarios de la estación." parece que has repetido sin darte cuenta la palabra protocolos.
Un saludo.
Juan.
Hola Juan,
ResponderEliminarsiempre es un placer tenerte por el blog. Me alegra que te haya gustado el relato porque la verdad es que es una historia que me ha costado bastante trabajo sacar adelante. Enero no ha sido un buen mes en mi caso para esto de la escribición, la verdad.
Gracias por el apunte, en efecto no me di cuenta, lo he corregido porque solo era una palabra. No se puede uno poner a subir el relato a las tantas, porque pasan estas cosas.
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo.
¡Hola Yarcko!
ResponderEliminarDebo decir que no me suele gustar la ciencia ficción (yo soy más de fantasía que de sci-fi, más de dragones que de robotos, más de El señor de los anillos que de Star Wars) PERO tu relato me ha gustado. De hecho, me ha gustado mucho. Me ha dado una angustia tremenda leerlo, porque la situación de verse atrapada en el espacio me parece de lo más angustiosa. De verdad que da miedo, porque es como “la Tierra es grande, pero mi mundo es pequeño”, pero la idea de estar “ahí arriba” es una que me aterroriza. Sobre todo porque si algo va mal jamás podrás volver… como le pasa a la prota.
Creo que has ido hilando muy bien como se siente tu personaja para dar ir de esa sensación de “bueno, me agobio, pero puedo esperar a irme a casa” al final en que comprende que jamás regresará.
Me ha gustado Caperucita. Un caballo de Troya en todo su esplendor. Parece un regalo de los “dioses” (o los terrícolas) pero es un regalo envenenado.
¡Nos leemos!
¡Hola Thaly!
EliminarBienvenida al blog, espero que vengas para quedarte jejeje. Me alegro mucho de haber saltado esa barrera de que no te gusta mucho la cifi, y de que el relato te haya gustado. Eso si es una buena noticia, no es fácil agradar a un lector escéptico así que me siento halagada.
Gracias por tu comentario tan optimista, veo que has captado a la perfección lo que quería transmitir. Yo misma me angustiaba a medio relato cuando no veía como podía sacar de allí a la prota. Bueno, reconozco que no he tenido éxito, pero es que no soy precisamente experta en finales felices. Tengo que mejorar.
Un abrazo!!
¡Saludos, compañera! He aparecido por aquí al darme cuenta de que ambos habíamos elegido escribir un relato que ocurriese en el frío y desolado espacio. ¿Qué puedo decir de tu relato? Pues que es una maravilla, principalmente y justo después añadiría que me ha dejado temblando. En el buen sentido. El robot Caperucita, con su silencio y su terquedad robótica me ha encantado. Como han comentado, un caballo de Troya en todo su esplendor. Y, me gustaría comentar una cosa más: me gusta cómo tratas a la humanidad, tal y como somos: ásperos, duros, soñadores, sí, pero agentes de su propia destrucción. En fin, un gran inicio para lo que va a ser un año lleno de grandes relatos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola Miguel!
EliminarEncantada de tenerte por el blog de nuevo. Es una alegría ver que me sigues leyendo y mucho más todavía cuando me dices que te gustan mis relatos. Eso me sube mucho mucho los ánimos porque este reto de 2020 le veo más complicado que el del año pasado.
Sobre el trato que le doy a la humanidad... es que cuantas mas noticias veo de todo tipo, y tras muchos años de cara al público me he dado cuenta de que somos unos ceporros. Vale, no he sido muy poética en mi descripción pero es que a veces nos comportamos como crios envidiosos. Ains...
Muchas gracias por pasarte y comentar y ahora voy a tu blog que te tengo pendiente de leer.
Un abrazo!
Hola Prima (Si se me permite ponerlo)
ResponderEliminarNo es por peloteo ni por parentesco, pero nunca deja de sorprenderme tu imaginación y creatividad.
Me encanta ver que incluso en u relato de ciencia a ficción logras dar rienda al coco e hilar robots-Caperucita con escenarios apocalípticos como el que narras como resultado del trato humano a nuestro planeta.
Yo, como Juan, te voy a hacer una mini-corrección que a la vez me encanta tal y como esta por que me recuerda a Mi Madre y a la Abuela, ya que se trata de un laismo y un leismo, que creo que es de los pocos errores gramaticales que os conozco a los castellanos. "La había cogido cariño (A la robot Caperucita)", "llevaba sin verle (el sol) desde que llegué".
Me encanta la idea de los terminales y los nanorobots para ese final tan aséptico, una buena eutanasia, si señor! Y también muy bien logrado el éxodo a Urbanic85, a Suentaure-die y a la segunda luna de Raud-Amale.
Una crack vaya, como siempre lo eres 😘😘
¡¡Hola prima!!
EliminarMe hace mucha ilusión verte por aquí leyendo y comentando, de verdad. Y si, lo de los leismos y laismos es que lo llevo en la sangre. Llevo 43 añazos hablando y escribiendo con esos defectos y es que no los veo venir. Releo los relatos y no veo esos errores porque no está en mi ADN verlos. Tengo que esforzarme mas si quiero ganar el nobel de literatura alguna vez jejejeje
Muchisimas gracias por pasarte y por dedicarme unas palabras tan hermosas.
Te quiero un montón!!
¿Sabes? Me estoy leyendo ahora un libro que escribió de su experiencia a bordo de la ISS un astronauta (ese que tenía un gemelo, y así podían estudiar los efectos de la estancia del uno mientras el otro permanecía en Tierra), y hay momentos en que las reflexiones del tipo son parecidas a las de tu astronauta. Sobre todo cuando les fallan las comunicaciones y explotan los cohetes de suministros... XD Así que me ha gustado el relato, aunque había entendido que la "terminación" (llamémosla así), era voluntaria. Me inclino a pensar que la eutanasiaron porque, ahora sí, la Tierra ya no tenía remedio y por tanto, ella ni iba a poder regresar ni se merecía morir sola cuando se agotaran los suministros de a bordo. Puta vida (jajaja, es que me hizo mucha gracia la expresión).
ResponderEliminarSiguen escapándosete los laismos y leismos, jejeje.
¿Hola R.J.Random!
EliminarMe hace mucha ilusión que te haya gustado mi relato, porque estubo a punto de no salir de mi cabeza (rebotaba todo el rato dentro sin encontrar la salida, ya me entiendes). Y en efecto, habías entendido bien el funcionamiento de los terminadores, pero claro, era un caso escepcional, un caso de conciencia ¿Qué hacemos con esa astronauta abandonada a su suerte en un cascajo espacial obsoleto, sabiendo que no la podremos rescatar? ¿La dejamos elegir? ¿La robamos la esperanza de volver? Nah, mejor enviamos un ayudante para que no sufra, al fin y al cabo somos tan pérfidos que nos hemos cargado este planeta y estamos dispuestos a irnos a otros para cargárnoslos también, ¿qué importa una persona más? No la dejaremos morir de hambre, no seremos tan crueles... todo postureo, vaya.
Si, los laismos y leismos están, como expliqué más arriba, los tengo grabados a fuego en los huesos. Me va a costar lo que no está escrito corregirlos así que por favor, hacédmelos notar como hasta ahora, porque yo no los veo.
Abrazos.
Por falta de tiempo no había podido comentar después de leer tu magnífico relato y me alegra mucho ver qué hay tantos comentarios. Estoy de acuerdo con lo que dicen y el mío es un poco repetir lo que ya te han dicho. Yo tampoco soy de ci-fi pero me ha atrapado, como siempre me encanta el mensaje ,(cazurros no sigáis por este camino o acabaréis así). Sobre tu laísmo y leísmo , te voy a ser sincero, ya estuve a punto de contestar a alguien que te lo crítico en otro relato, de muy malos modos,por cierto. Yo ni me había percatado seguramente porque también lo soy, y creo que no deberías corregirlo, es parte de ti, de tú infancia y tus raíces, conbiertelo en tu seña de identidad, aunque esto sea un reto literario.En este mundo imperfecto en el que hay tanta obsesión por la perfección dejamos de lado la esencia de las cosas, de las historias y de la vida por centrarnos en lo banal. Sigue así.
ResponderEliminarLo primero pedirte perdón por tardar tanto en responderte, no se que ha pasado con mi tiempo pero es obvio que no lo he invertido bien. Me alegra mucho que sigas pasándote de vez en cuando por el blog a leer mis relatos y me hace mucha ilusión ser capaz de atraparte con mis palabras. Lo del leismo y el laismo, ¿que te voy a decir a ti? Los de nuestra tierra nos entendemos jejejeje.
EliminarUn gran abrazo.
Hola!:
ResponderEliminarQué susto me he pegado con el final, no me lo esperaba. Es un relato fantástico, de verdad. Me da una envidia cada vez que leo relatos de este estilo (lo prefiero a la fantasía) tan bien contados que hasta parecen reales. No se me ha hecho pesado de leer a pesar de que la protagonista está sola todo el tiempo. Has descrito muy bien el proceso de destrucción de la Tierra y el éxodo. Aunque, siendo sincera, no mereceríamos irnos a otro planeta y destrozarlo también.
En temas de ciencias ficción he leído muy poco, pero tu relato está genial, muy bien contado.
Un abrazo y nos leemos :)
¡Hola guapa!
EliminarMe encanta que te hayas sorprendido con el final, porque es una de las cosas que más me costó perfilar, puesto que no quedaba como yo quería. Finalmente creo que me quedó bastante digno. Muchísimas gracias por leer y comentar y sobre todo por decir que es un relato fantástico, me vas a sacar los colores. Con lo de que la especie humana no mereceríamos irnos a otro planeta y destrozarlo también me dejas game over: lo cierto es que no estoy muy segura de lo que nos merecemos como especie, pero al menos todo lo que la Tierra nos está devolviendo nos lo hemos ganado a pulso ¿no te parece?
Te sugiero que te animes a seguir leyendo ciencia ficción, hay libros finitos que se leen muy rápido y te pueden ir conquistando poco a poco y convirtiendote en un ser de otra galaxia.
Muchos besos y nos leemos!!
¡Hola, Yarcko!
ResponderEliminarMe has dado ansiedad. Es el tercer relato que leo del OrigiReto donde se denuncia el maltrato al medio ambiente y sus consecuencias fatídicas y ahora solo quiero irme a mi cama arroparme y escuchar We are young en bucle. :(((( Ya en serio: narras esa parte que da miedo. Me gusta muchísimo como vas poco a poco mostrando lo que lleva a la protagonista a esa situación y que no se siente como si fueses para atrás en la historia.
Lo mío no es la Ci-Fi, pero el relato me ha gustado bastante en ese aspecto.
¡Nos leemos!
Qué la Gran Diosa Gamba Cósmica Intergaláctica te bendiga con mucha inspiración para este mes.
Besos,
Carly.
¡Hola Carly!
EliminarBienvenida a mi humilde blog. Primero agradecerte que hayas dedicado unos minutos a leer y comentar mi relato de enero. Parece ser que es cierto que he logrado angustiar a algunas personas con la descripción de la situación, pero siento mucho que tengas que esconderte bajo las mantas para pasar el mal trago, sorry.
Muchas gracias por las bendiciones de la Gran Diosa Gamba Cósmica Intergaláctica! Espero que me de la inspiración ya, porque se me está acabando el mes.
Muchos besos!
Vaya una distopia te has montado xD me gusta la idea de hacer a caperucita un robót, pero más me gusta la forma en la que narras como esta la tierra y por qué. Eso sí, la sensación de angustia durante todo el relato ha sido real 100%. No solo no me hago a la idea de lo que sería estar ahí sola, sin saber que pasa en la tierra, con todas esas sospechas, con la cancelación del relevo, y con la duda de si podrás regresar, si no que encima no hay demasiadas formas de sobrevivir aún así. lo de los terminadores me ha parecido una mezcla entre futurama y termineitor xD pero la verdad, la idea del suicidio en ese relato ha sido un detalle muy crepy y lo del éxodo masivo al planeta urban me ha parecido un punto, sobretodo por lo de usar de camino infraestructuras de la guerra fría y eso. aunque bueno en realidad no se si quedaría algo de eso en el supuesto. Genial relato y te llevas Logro por apocalipsis xD
ResponderEliminar.KATTY.
¡Hola! ¡que alegría verte por el blog!
EliminarMe encanta ver que he logrado transmitir los sentimientos de la protagonista de la historia en un relato tan corto aunque intenso. También de haber logrado hacer enteneder porqué llega a esa situación y el porqué de su desesperación, eso me parecía bastante complicado en este caso antes de ponerme a escribir. Me ha hecho gracia que te recordara a futurama y terminator, porque en realidad si que pensé en lo absurdas que resultaban algunas veces las situaciones en esos dibujos animados y necesitaba algo sencillo de entender y recordar, para que al llegar al final del texto el lector pudiera identificar claramente lo que estaba pasando sin dar ninguna explicación adicional. Ya sabes que me gustan los finales drásticos. Creo que en realidad si que soy un poco punky para estas cosas.
Muchas gracias y también por avisarme del logro, este año no me estoy enterando mucho de los logros, me lo voy a tener que apuntar en el cuaderno si quiero saber por donde me llego.
Besitos!
Por fin he leído Feroz. Tenía muchas ganas por ver cómo se desenvolvía Yarcko en el mundo de la space opera, Ciencia Ficción pura, y me ha encantado. Feroz es un relato inquietante, que sabe condensar al final, la mayor de las sorpresas, la mayor de las desesperanzas para nuestra sufrida protagonista. Conocemos las verdaderas intenciones de quienes crearon a Caperucita, y nos sorprende. Mi sincera enhorabuena porque es un cuento que se lee de maravilla, disfrutando de un argumento imprevisible muy bien construido.
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarBienvenido al blog! Me hace mucha ilusión tenerte por aquí. Me siento muy honrada por recibir un comentario tan positivo, sobre todo viniendo de ti, que eres experto en la materia y con experiencia más que demostrada. Me alegra ver que he sido capaz de sorprenderte con el final. Si lees más relatos de los que tengo en el blog verás que soy un poco drástica con los finales, pero es que no me gusta dejar a las buenas noticias vagando por ahí, que luego nos acostumbramos a ellas.
Muchas gracias por pasarte y un abrazo!
Hola Yarcko. Es increíble que, después de tantos años, sigamos con la capacidad de sorprendernos. Te veo crecer en cada relato y me siento feliz por ello. Este va a ser, sin duda, mi relato recomendado del mes. Me ha encantado todo, lo bien que has salido de tu zona de confort al espacio, el mensaje, el ritmo y ese tremendo final. El uso del personaje de cuento y los objetivos me parece magistral. Muy bien amiga.
ResponderEliminarHola Kalen! Que alegría verte por aquí (ejem, perdón que tos mas tonta).
EliminarVas a tener que dejar de darme tantos ánimos y sería conviente que me pusieras alguna pega porque sino ¿como voy a poder mejorar?
Muchisímas gracias por tu recomendación y por tus palabras tan alegres, optimistas y positivas. Yo encantada de contribuir a tu felicidad, porque tu felicidad me hace también feliz a mi.
Un besote.
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, Yarcko. No sé si estás muy acostumbrada a leer y escribir ci-fi o no (aunque el comentario de Kalen me indica a pensar que lo segundo), pero es un relato muy bien metido dentro del género. Me fascina cómo sueles meter las cosas como si no fuera un esfuerzo, cuando a mí suele costarme la vida adaptarme a añadir tantas cosas por conseguir puntos.
Personalmente yo sí que había esperado el final, pero me encanta que el relato funciona igualmente si esperas que suceda eso, porque la personalidad de la protagonista de hace empatizar con ella y que no vea las señales a su alrededor crean un vínculo emocional muy fuerte en el que quieres protegerla pero sabes que igualmente va a terminar mal y jo, te ha quedado genial. Creo que el estilo podría haberse pulido un poco más, sonar más bonito, pero es un muy buen relato.
¡Enhorabuena! Nos leemos.
¡Hola Kam!
EliminarMe alegra mucho que el relato te haya gustado y no, no leo mucha cifi, aunque últimamente estoy incrementando esas lecturas porque me he dado cuenta de que me gusta mucho, aunque tengo que seguir leyendo fantasía épica y policiacas, intriga... vamos, un poco de todo. Es que el día no tiene suficientes horas. Sobre lo de escribir género lo cierto es que estoy aprendiendo, a base de documentarme cada vez que voy a coger el boli, para no meter la gamba o al menos no hacer el ridículo mucho.
Lo de meter los objetos como si no fuera un esfuerzo es un gran logro. Es un logro que parezca que no cuesta, porque lo cierto es que a menudo le tengo que dar mil vueltas para meterlo y que no parezca un pegote. Es algo que estoy aprendiendo en este reto, a irme adaptando a cambiar el discurso según lo pidan las circunstancias.
Te agradezco mucho un comentario tan positivo porque me motiva a seguir esforzándome en mejorar y tambíen a seguir adelante con un reto que el año pasado fué una aventura y este año se ha superado y para mi es bastante más complicado.
Desde luego que el relato es mejorable, pero el factor tiempo es limitado, como sabes. Y el verbo procrastinar es poderoso jejeje
¡Un abrazo!
Hola Yarcko! Me ha gustado tu relato, sobre todo la parte en la que describes la forma de eutanasia que está experimentando la gente en la Tierra que decide que ha llegado el mime to de partir. "Todo muy aséptico." Ja Ja Ja!
ResponderEliminarMe ha gustado también la naturalidad con la introduces los temas y las palabras del reto.
Es cierto que he visto algunos laismos, como bien te ha dicho RJRandom, pero es lo único a nivel sintáctico que he visto mal.
Un saludo y nos leemos!
¡Hola Umagah!
EliminarBienvenida al blog, es un placer saber que me lees.
Me encanta que te gusten los matices del relato y sobre todo que te tomes con un humor el tema de los terminadores. Sé que tenía que haberles buscado un nombre mejor, pero necesitaba que el concepto se entendiera de un plumazo porque era más importante que al final se pudiera asociar sin duda con ese proceso.
Lo de los laismos y leismos es mi asignatura pendiente, es una cuestion de cultura local. Os agradezco que me los hagais notar porque yo no los veo.
Gracias por pasarte a leer y comentar.
Un saludo!!