jueves, 23 de abril de 2020

MÁS QUE AMIGOS


MAS QUE AMIGOS    

             El estómago le daba vueltas mientras sus pupilas dilatadas por el viaje no lograban fijarse en nada. Podía sentir como la sangre corría por sus venas enfermas, como si fueran carreteras llenas de clavos. También sentía como aquella sangre infectada era incapaz de abastecer a sus miembros exhaustos y a sus órganos del oxígeno que necesitaban. Sus movimientos eran espasmódicos e inconexos. Boqueaba como un pez fuera del agua intentando llenar su cuerpo de aquello que le faltaba. Había logrado llegar arrastrándose hasta la puerta de un bar que por desgracia estaba cerrado. Intentó levantarse, pero sus manos no encontraban dónde asirse. Imágenes imposibles poblaban su cabeza moviéndose a cámara rápida mientras el cuerpo le dolía y le gritaba.
         Recordaba vagamente porqué estaba allí: no tenía ningún otro lugar al que ir. Quizá en aquel lugar tampoco encontrase ayuda, pero no tenía nada que perder, salvo su propia vida…


                  
                 
 —Marce, en la puerta de tu bar hay un fulano tirado. Tiene muy mala pinta. ¿Vienes tú o mejor llamo a la policía directamente?
                   —Dame un minuto, estoy llegando.
         Marcelino acudía todas las mañanas a abrir su negocio junto con Aure, la cocinera que tenía contratada. Por puro azar ella había llegado primero ese día. Habitualmente era una zona tranquila, un barrio normal. Nada que ver con las bulliciosas zonas de copas, donde encontrar borrachos en cualquier rincón era, por desgracia, algo cotidiano.
                  —Buenos días, Aure.—La saludó al doblar la esquina. Aure estaba fumando un cigarro a tres portales de distancia del bar.
                   —Ahí le tienes, yo no pienso acercarme.
                   —No te preocupes.
         Se acercó al tipo que dormía la mona en la puerta de su negocio con la intención de echarle de allí por las buenas, pero dispuesto a hacerlo por las malas si era necesario.
                   —Oye tú, mueve el culo. No puedes estar aquí.
         Al agacharse, para ayudarle a ponerse en pie, el olor amargo por poco le hace vomitar, pero al girarse para evitarlo pudo verle la cara.
                   —No puede ser…
         Estaba absolutamente demacrado, pero sin duda era él.     


                   —¡Corre, Álvaro, a casa!
                   —¡No! Marcelino, vamos a las bodegas, allí nos podremos esconder.
                   —¡Vale!
         Los dos chavales aceleraron su carrera en dirección a las bodegas. Esta vez se habían pasado, la habían liado gorda y el Cojo no se lo perdonaría. El Cojo era el marido de la Eusebia, la molinera. Y les había visto. Siempre estaban haciendo pillerías esos dos y  por eso solían recibir muchos palos en sus respectivas casas, donde los recursos eran pocos, pero el hambre y la miseria eran muchas. Sin embargo, rara vez algún vecino podía asegurar que les había pillado in fraganti soltando los gansos de Mateo el Viejo, comiéndose los moños de los chorizos que se curaban en el sobrado de Teodoro el Ardilla o robando los huevos que ponían las gallinas de la Eleuteria. De sobra sabían todos que habían sido ellos dos, pero nada podían hacer para demostrarlo. Aunque eso no impedía que se llevaran palos también fuera de casa. Sin embargo, esta vez el Cojo les había visto salir del molino con un saco de trigo que a duras penas eran capaces de arrastrar… y que se había roto en su huída, desparramando por el suelo el preciado alimento.
         Se recostaron en uno de los montículos de las bodegas, resoplando
                   —Ha estado cerca, Marce.
                   —No, esta vez nos han pillado. ¡Verás cuando el Cojo entre al molino!
                   —Bueno, que nos coja si puede.
                   —Yo no puedo volver a casa, mi padre me matará.
                   —Ni yo. Bueno, yo sí, pero me voy contigo. Nunca nos encontrarán.
         Los chavales resoplaban intentando recobrar el aliento mientras esbozaban un plan de vida para un futuro que acababa de llegarles.
                   



                   —Marce está loco si se piensa que me voy  a acercar a ese piojoso. No pienso tocarle ni con un palo, sea quien sea— mascullaba Aure mientras caminaba en dirección a los recreativos. En el  barrio todos se conocían. Y en el barrio todos sabían a donde había que ir si querías pillar priva… aunque todos fingían no saberlo.
         El local estaba cerrado a esas horas de la mañana, pero la puerta lateral tenía un timbre.

                   —¿Quién es?
                   —Aure, del bar de Marce.
                   —¿Y qué quieres?
                   —¡Que me abras la puerta, imbécil!
         Por supuesto que era extraño que una señora de su edad fuera hasta los recreativos, pero ella no pensaba darle al Gomi ningún detalle de sus intenciones desde la calle. Ya había renegado de hacer el recado cuando Marce se lo había pedido, pero era su jefe y a cambio le había sacado dos días libres así que… ahora tocaba ganárselos. Nada era gratis en los años ochenta.
         La fea cara del Gomi era lo último que nadie querría ver a esas horas de la mañana. La hizo pasar a un pequeño despacho que tenía en un rincón del almacén.
                   —Tú dirás, Aure, ¿qué nieve es la que quieres?
                   —Lo primero, vamos a dejar las cosas claras. Ten en cuenta que esta es la primera y última vez que hago esto. Y lo segundo, que el encargo no es para mí ¿queda claro? —dijo la señora entre calada y calada —Necesito la más pura que tengas.
         Gomi levantó una ceja ante tan extraña situación. Era difícil saber si estaba recién levantado o si ni siquiera había dormido. Aure estaba deseando salir de allí cuanto antes, pero no se iría sin lo que había ido a buscar.
                 




                   —No me pidas eso. Puedes quedarte conmigo todo el tiempo que necesites. Te pondrás bien. Te conseguiré un curro y podrás recuperar tu vida. Álvaro, somos hermanos, ¿recuerdas?, hemos salido de cosas peores.
                   —No…—Apenas tenía fuerzas para hablar. Marce le había acomodado lo mejor que había podido en uno de los bancos tapizados del bar. No se sujetaba más que tumbado y parecía que la resaca que arrastraba no era solo de la última noche de farra. El mono le estaba enloqueciendo. —Viví mi vida. Tú tienes la tuya…Sólo ayúdame a hacer esto. No quiero más.
         Marce era un tipo corpulento, fuerte, de brazos algo más que sólidos, torneados a base de mover barriles de cerveza. Siempre había deseado tener un bar y jamás lo habría conseguido solo.
                   —Álvaro, tú me diste todo lo que tengo.— Una cristalina lágrima rodó por la mejilla recién afeitada del hombre que con 35 años había vivido casi de todo. —Te lo debo, déjame que te ayude, por favor.

                   —Ya lo estás haciendo, Marce… dame la mano.
        Le agarró sus dos escuálidas manos con fuerza y todo el calor de una vida entera juntos las fundió como si fueran el mayor de los abrazos.

        Habían huido del pueblo juntos, después de una infancia de pillajes, hambre y travesuras. Viajaron a pié, robaron para comer, rieron y sufrieron juntos durante años… hasta que la madre de Álvaro murió. Entonces descubrieron que jamás podrían volver al pueblo. Álvaro despidió a su madre en la distancia, sin una sola lágrima y cuando recibió la herencia supo que aquel dinero les cambiaría la vida.
         Marce siempre había soñado con tener un bar, pero Álvaro quería viajar y ver mundo, sin tener que ir escondiéndose allá donde fuera. Pasando poco tiempo en cada lugar para que nadie le señalase por su condición sexual. Comer en restaurantes en lugar de rebuscar en basuras y dormir todas las noches en una cama. Intentó convencer a Marce de que lo acompañara, pero su amigo prefería echar raíces. Establecerse por su cuenta en una ciudad y vivir una vida tranquila. Aceptó el dinero que  Álvaro le daba, montó su negocio y se despidió de su amigo jurando que jamás se olvidarían uno del otro, puesto que era mucho más que amistad lo que les había unido. Pero los 70 eran una década convulsa en España y Álvaro no podía exponerse así que separarse era menos doloroso que seguir escondiéndose. Ambos entendieron que su felicidad no la encontrarían juntos.
                   —Marce…
                   —Calla, conserva tus fuerzas…




           Aure empezó a disfrutar de su día libre en cuanto regresó con el recado hecho. Su jefe se había vuelto loco, pero mientras le siguiera pagando, ella a callar. Le dio el paquetito y se fue para su casa rumiando que ese secreto que sospechaba que su jefe guardaba estaba muy cerca de salir a la luz.

         Marce había bajado la persiana, se había quedado dentro del bar con aquel deshecho humano y había puesto un cartel informando del cierre del bar por unos días.


                —Álvaro, no puedo estar haciéndote esto…

         Álvaro abrió los ojos buscando los de Marce, para poder hacerse entender sin tener que hablar, puesto que las fuerzas le estaban abandonando por momentos. Logró enfocar las pupilas de su amigo y Marce pudo sentir en lo más profundo de su ser la misma paz que sentía su amigo, y todo su agradecimiento. Pudo sentir que su amistad estaba por encima de la vida y de la muerte.
                   



         Cuando pasaron sus días de asueto, Aure volvió al bar. La persiana seguía bajada y el cartel seguía pegado así que abrió con su llave…Marce no tardaría en llegar.
         Lo que vieron sus ojos la dejó muda para siempre: en un rincón del bar estaban sentados dos apuestos jóvenes, riéndose mientras tomaban sendas cervezas. Ambos la miraron sonrientes cuando ella se acercó.
         “Marce ¿qué te ha pasado?” pensó sin llegar a pronunciar una palabra. Sin duda uno de ellos era su jefe, aunque mucho más joven. No tenía idea de quién podría ser el otro.
                   —Aure, me he ido con mi amigo Álvaro, no podía dejarle solo en este viaje…

         Aure cayó desmayada cuando la silueta de los dos jóvenes felices se desvaneció ante sus ojos.
         




         Cuando la policía llegó al bar, Aure estaba sentada en el suelo, llorando. Al otro lado del local, en el banco, encontraron los cuerpos de los dos amigos, una cuchara, una papelina y una jeringa…


 Este relato está enmarcado en el reto de escritura #Origireto2020 organizado por Kat y Stiby. Podeis consultar las bases y apuntaros en sus blogs clickando aquí o aquí.


ABRIL:
Objetivo 4: Cuenta una historia de amistad infinita.
Cuentos y leyendas I: La flor de Lililá.
Criaturas del camino I: Espíritus.
Objetos ocultos:11 un clavo y 13 nieve.
Además: milpalabrista (1644 palabras), , Doble Dragón (relato de fantasía, vale, solo es el final, pero es muy tipo Becquer, o al menos eso creo) Tríada (por relatos que traten tema LGTB o minorías, hay que leer un poco entre lineas y poner en contexto temporal sobre todo, pero ahí está) Inconformista (relato con crítica social). A falta de confirmar estos puntos por las jefas, creo que no me dejo nada.





16 comentarios:

  1. Buenas tardes

    Muy bueno el relato. Me ha gustado muchísimo y es candidato a ser recomendado del mes. Lo que pasa es que es el primero de abril que leo y quiero esperar un poco.

    Lo primero es que me ha recordado (ALERTA SPOILER) a https://www.youtube.com/watch?v=aMWCTZKiUbw (FIN SPOILER). Desde luego, la relación de amistad inquebrantable (o de otra cosa) entre Álvaro y Marce está muy bien cimentada en todas las aventuras típicas de pilluelos de pueblo, que sigan juntos cuando se van, que compartan todo...

    Luego está el final, la parte de fantasía del relato. Me ha gustado mucho la imagen que percibe Aure justo antes de desmayarse. Eso me ha gustado muchísimo.

    Enhorabuena y un saludo.

    Juan.

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    1. Hola Juan!
      Me alegra como siempre tenerte por aquí leyendo y comentando y me hace especial ilusión que tú en concreto valores tan positivamente este relato como para recomendarlo. Da igual, hay muchos relatos por ahí muy buenos también y encontrarás calidad, ya verás.
      Respecto al espoiler: no me extraña que te lo haya recordado porque la frase de Aure ha salido directamente de ahí, sin más. Parte de la idea ha salido de ese tema en realidad. Pero no podía quedarme con algo tan mundano como esa amistad finita y mortal, así que tiré un poco del romanticismo de Becquer y porqué no, de la influencia que Iker Jiménez tiene inconscientemente en mi creatividad, con sus investigaciones paranormales. Te contaré un secreto: Aure antes de cocinera fue catequista.
      Muchas gracias por tu felicitación!
      Un abrazo grande.

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  2. Q bonita y escasa es la amistad d verdad. M encanta q haya relatos q aunque con esa parte triste me recuerde q realmente existe. Un 10

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    1. Muchas gracias Ali. Me ha hecho muchísima ilusión tu comentario y que te haya gustado el relato. Si que es difícil pero si te pones a mirar seguro seguro que encuentras, porque por suerte sigue quedando.

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  3. Desgarradora historia...
    Desde la parte de picaresca que has incluido hasta el final donde deciden emprender su último viaje juntos.
    Los detalles te hacen ambientarte mejor en la situación, como: la molinera, Mateo El viejo, las gallinas de Eusebia,... Te transportan al mundo.
    Y el final me ha gustado mucho como está narrado, más que el hecho en sí... ya que no debemos romantizar el suicidio, aunque por amistad sea ni por cualquier cosa.
    Pero entiendo porque lo has puesto, pues explicas muy bien su pasado y su vínculo.

    No alargo más el comentario, nos leemos de nuevo pronto.

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    1. Muchas gracias por venir a leer y dejar un comentario. Me gusta leer que te parece acertada la forma de contextualizar porque en realidad es lo que más me costó. Y puede que tengas razón en cuanto a lo de romantizar el suicidio, pero tenía que cumplir el objetivo, y al amistad no es infinita si se acaba con la muerte del amigo ¿no?
      Un abrazo

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  4. Inserte aquí meme de gente aplaudiendo, primero despacio, con una mueca de media sonrisa aunque parezca negar con la cabeza, y luego incrementando la cadencia de los aplausos poco a poco hasta la ovación y los ¡yujus! mientras señalan hacia ti.

    Escalofriante muestra de amistad, y amor, ochentero. Muy potente esa ultima imagen, bueno las dos; la de los rejuvenecidos que esperan a Aure para poder despedirse, y la que se encuentra la bofia al llegar (habrá que emplear la jerga del momento).

    Hablando de jerga y época, aquí se decía pillar el jaco (que no el yarcko, jejeje) o el caballo. Pillar la priva se decía y se dice solo para bebida alcohólica, y por eso lo menciono, porque me resultó curiosa la expresión para hablar de la... mandanga.

    Has dibujado muy bien la infancia y la relación, y la foto finish, magníficamente como te he dicho ya. Con poquitos trazos has transmitido mucho. Enhorabuena.

    Porque ya recomendé, pero nadie dijo que no pudiera haber una segunda recomendación, aunque no puntue ni ná. ;)

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    1. Me abrumas con tu ovación R.J.Random. Me está costando responder a tu comentario porque me has dejado sin palabras. Por supuesto me alegra mucho de que el relato te haya cautivado y de que te hayan dado ganas de recomendarlo, significa mucho para mi.
      En cuanto a la jerga creo que tienes razón, aquí la priva ahora ha quedado como alcohol, pero en aquella época se refería un poco a todo, porque nadie quería ser tan específico. En cualquier caso todo el mundo sabía quien consumía y quien no... y el tiempo y el abuso por desgracia se llevó a muchos. Algunos tenían un futuro prometedor y una carrera por delante... me sangra la memoria cada vez que lo pienso.
      Creo que esa puede ser parte de la razón por la que no podía irme a los ochenta a escribir una historia de fiesta y desenfreno, cuando era mucho más habitual el drama.
      Cuando recuerdo esa parte de mi vida siento que vi y viví muchas cosas y a la larga van saliendo en este tipo de relatos. En aquella época la amistad se sublimaba mucho más que ahora, porque pasábamos infinitamente más tiempo en la calle que ahora (y no me refiero justo a este mes), me entiendes.
      Muchisimas gracias por venir, por comentar y por hacerme pensar que al final voy aprendiendo a escribir.

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  5. Un relato muy ochentero te ha salido. Me ha gustado mucho, a pesar del sabor amargo que deja, pero creo que le has dado un toque brillante mezclando lo paranormal con las papelinas. Qué bien hilada en cuanto a estilo la parte del bar con la parte del pueblo y cómo se identifica cada escenario con el tipo de palabras que usas, me ha encantado. Genial 👏

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    1. Si, la verdad es que la ambientación tenía que ir acorde con el momento porque solo en aquella época se entiende que pasaran ciertas cosas de determinada manera, que en el tiempo actual seguramente no tienen el mismo sentido. Me alegro de que hayas tenido un ratito para leerlo y que te haya gustado. Muchísimas gracias!

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  6. Este relato me ha roto el corazón, y sólo por eso ya me encanta. Cuando yo nací ya había pasado un poco el "hype" de la droga dura aquí en Galicia, pero aún recuerdo cuando era niña, en la playa, que mi madre me levantaba esquivando jeringuillas tiradas por ahí, como un fantasma que se quedó con nosotros desde la década de los 80. Es un relato duro pero precioso. Me han gustado los flashbacks y entender bien esa amistad de ellos. Maravilloso.

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    1. ¡Hola guapa! Ciertamente hay zonas de España que quedaron más marcadas que otras por la presencia de las drogas duras a todos los niveles, pero la plaga fue terrible en todas partes. Se llevó a muchísimos jovenes con futuros prometedores y eso creo que eso fué lo que más se me quedó grabado en el cerebro.Vi como mis ídolos musicales y cinematográficos iban cayendo en el mismo saco uno detrás de otro y pensé que ya era el momento de hacerles este pequeño homenaje.
      Muchas gracias por pasarte a leer y por contarme las sensaciones que te ha despertado esta historia.

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  7. Hola.

    Este relato me ha gustado y roto al mismo tiempo. Has reflejado muy bien la amistad que les une, que está encima de todo y a pesar de todo. Aunque esto no quiero que suene a que romantizo las drogas y el suicidio, porque ambos son una mierda. Y has plasmado muy bien toda la historia y la última escena, del último "viaje", es brutal. Además las imágenes que has introducido para acompañar el relato son geniales para representar la esencia de tus palabras.

    Un saludo.

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    1. ¡Hola Paulus!
      En efecto, tanto las drogas como el suicidio son una mierda, por eso he querido contar esta historia, ya que fue el pan nuestro de cada día en los ochenta mucho más de lo que ha muchos nos hubiera gustado. Me costó encontrar las imágenes adecuadas, pero creo que era importante para ilustrar la historia y que se pudieran entender bien los matices.
      ¡Muchísimas gracias por pasarte a leer y comentar!

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  8. ¡Buenas!

    Este comentario va a ser un poco extraño porque lo estaba escribiendo sobre la marcha y estaba muy muy pero que muy living con toda la historia de romance oculto entre esos dos, me estaba gustando mucho y lo estaba disfrutando, pero llegado a un punto hacia el final empecé a olerme que harías un bury your gays y empecé a sufrir, finalmente vi que no había sido injustificado porque... hiciste el bury your gays (esto significa a grosso modo: matar de forma injustificada -a opinión del espectador- a personajes que representan a la diversidad sexual).

    Hace un año no me habría dado cuenta de esto, porque en esencia no había consumido casi ficción la que los personajes fuesen LGBT, pero de un año a esta parte y sobre todo desde que le puse nombre al fenómeno, me he dado cuenta de que se hace muchísimo y estoy cansada de ello. Me parece un tropo feo para que sea tan habitual, triste y en cierto modo incluso podría llegar a ser dañino en personas que se vean reflejadas en las historias en las que parezca que su muerte pueda ser el único final posible.

    Una vez dicho esto y que espero que no te haya molestado mucho (sólo quería hacerte ver una cosa que a mí también me hicieron ver, no es algo justo contra tu relato en concreto sino más hacia el tropo en general), paso a copiarte el comentario que estaba escribiendo sobre la marcha mientras leía:

    Lo primero que tengo que decir es que tuve que parar después de leer este párrafo a gritar que no había forma hetero de leer esto, ¡¡no la hay Yarcko!! Aunque no me quejaría porque ver llorar y tocarse a hombres heteros es algo que hace muchísima falta en la ficción, la verdad. (Y en la vida real)

    "—Álvaro, tú me diste todo lo que tengo.— Una cristalina lágrima rodó por la mejilla recién afeitada del hombre que con 35 años había vivido casi de todo. —Te lo debo, déjame que te ayude, por favor.

    —Ya lo estás haciendo, Marce… dame la mano.
    Le agarró sus dos escuálidas manos con fuerza y todo el calor de una vida entera juntos las fundió como si fueran el mayor de los abrazos."

    También comentar que la infancia de pillajes de los protagonistas me recordó a Merry y Pippin en El señor de los anillos, *feelings*, y que cuando llegué a lo de "Pasando poco tiempo en cada lugar para que nadie le señalase por su condición sexual." dije ¡LO SABÍA! porque efectivamente NO HABÍA FORMA HETERO DE LEER ESE PÁRRAFO. Y nada pues luego me dices "su amigo" y yo como YARCKO POR DIOS. Y parezco Carly haciendo este comentario pero es que no puc més. xDDD

    Por otro lado, creo que has reflejado súper bien el hablar y actuar de los pueblos (tengo uno, sé de lo que hablo).

    En resumen, si al final ambos hubiesen vivido, tu relato me habría parecido maravilloso <3

    ¡Abracito!

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    1. Hola Stiby!
      Encantada de tenerte por el blog leyendo además, esta historia en concreto. Sabía que tú lo verías desde un prisma diferente porque tienes una visión quizá mas versada en este tipo de temas. No había oido nunca eso de bury your gays, así que eso que aprendo de tu comentario. No se si será muy común o no, pero necesito explicarte porqué en este caso tiene la justificación que quizá en otra historia no tendría. Hay dos explicaciones:
      Primera razón: no podemos valorar los hechos de este relato con la cultura actual, está ambientado en los años 80 y esa década en los pueblos castellanos era muy muy dura para los gays, te lo aseguro. Había incluso personas que se negaban a si mismas su propia condición porque no eran capaces de aceptarse debido a la educación recibida y al entorno social en el que se encontraban. De ahí que en el fondo si que haya una forma hetero de leer ese párrafo, al fin y al cabo. No hay que perder de vista en ningún momento el contexto porque obviamente, si quitamos el contexto, puede que ni el relato mismo tuviera sentido. Supongo que has entendido la explicación, en el fondo es tan sencilla como que uno de ellos no puede aceptarse ni vivir lo que realmente debería haber vivido. Creo que ahora ya es más sencillo de entender.
      Segunda razón: tenía que cumplir el requisito de la amistad infinita para poder apuntarme el tanto, y nada es infinito si se acaba cuando acaba la vida.
      Me alegro mucho de haber recibido este comentario porque realmente aporta al relato ese punto de vista diferente.
      Siento que finalmente te haya decepcionado, pero espero que te hayan quedado ganas de volver por aquí. Me encanta que lo hagas.
      Muchas gracias por tu comentario tan currado.
      Un abrazote!

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