Mostrando entradas con la etiqueta reflexiones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta reflexiones. Mostrar todas las entradas

jueves, 8 de agosto de 2019

Esos valiosos tesoros llamados recuerdos...

A veces no soy consciente de lo afortunado que soy en esta vida, lo reconozco. De la buena gente que me quiere y me ha querido en algún momento durante todos estos años... Por eso, cuando alguien me entrega algo de corazón, lo guardo como un tesoro incalculable y no importa lo sencillo que pueda parecer, queda a buen recaudo en mi caja del tesoro para que me acompañe siempre. Hoy quiero compartir con vosotros parte de esa caja. Primero, porque estoy en un momento de reencontrarme conmigo mismo y segundo, para agradeceros a todas las que en algún momento de vuestra vida habéis considerado que yo era digno de vuestro cariño y aprecio. 

Estrellas de colores en cartas infinitas

Aquí está parte de la colección de estrellas de colores. Difícilmente puede haber mejor regalo en el mundo a que te pinten una estrella y te la regalen. 







Postales que te susurran 

Esa postal de Don Quijote con tanto mensaje al dorso reclamando palabras que nunca llegaban... es símbolo de la mejor amistad posible y de la perseverancia. Cuanto me has enseñado, Yarcko.





Dibujos dedicados que te rompen...

Otro regalo dentro de esas cartas eternas. Parece que esto lo esté monopolizando Yarcko, pero es que es así de guay.

Ese cuaderno mágico lleno de ilustraciones, palabras y páginas en blanco para rellenar...

Prometo completarlo algún día...



Poemas nostálgicos de quien no se resignaba. Como dirían los marcianitos de Toy Story, eternamente agradecido, P.

¿Recuerdas?


¿Recuerdas aquellos días de ansiosa espera?
Ninguno preguntábamos
pero los dos queríamos respuestas.
¿Recuerdas que nos amábamos en la distancia?
Conociéndonos tanto sin conocernos apenas.

¿Y te acuerdas de cómo se rompió aquel hechizo?
Se me cayó la copa de cristal de sonrisas, 
se rompió en mil pedazos
negros, de cenizas.
Me caí de la nube,
te quemaste en la estrella.
Me rompí tres costillas
pero ya no me duele...
Es un recuerdo dulce
De la tarde más bella
¿Te acuerdas...?
Envidia de todos.
Sed de amor y de letras. 

*********************
La maravillosa carta matriosca de Nao, puro fuego y vendaval, llena de sobrecitos, hojas de colores y sentimiento. Gracias eternas, C., a pesar de todo, siempre gracias por lo que dejaste en mí. Y por tus poemas tan sentidos y llenos de vida que me dedicaste...


Carta de Nao
Acariciarte,

oírte, respirar,
sentir cómo vives.
En ésta cercanía
querer ahogarse
y después volver a desembarcar
en la ribera de la noche.
Por la mañana
quitar el pantano del amor
y ver, que aún durante largo tiempo
el agua burbujea sobre mi piel.


*********************

Y es que, ¿cómo no va a sonreír uno a la mañana, a la lluvia, al frío y a los madrugones cuando es consciente de lo bueno que puede llegar a generar en otra persona?

*********************


Un pequeño tesoro que vale por mil

Cuando te dan un bonus de verdad en tu trabajo por ser quien eres. A veces unas palabras y unas monedas de chocolate valen más que mil cheques.  Esos pequeños detalles que marcan la diferencia y convierten cinco minutos diarios en una de tus principales fuentes de energía. Mil gracias M., eres la mejor.


*********************
Y un poema de mi abuelo...

Y, por supuesto, los poemas de mi abuelo, mi mayor inspiración y ejemplo. Siempre conmigo, yayo.












*********************

Hasta aquí mi esbozo de recuerdos.

¿Me ayudas a ampliarlo?                                                                                                                                      

domingo, 9 de junio de 2019

NECESIDADES INNECESARIAS



Últimamente hablo con gente nueva que he conocido en un foro de internet. Sería más correcto decir que posteo o que chateo, pero prefiero decir hablo porque dado que mi vida social real es absolutamente nula, mis nuevas amistades están en la red. La cuestión es que estas nuevas amigas con las que me relaciono me están influyendo de un modo tan evidente que nunca me había pasado.
 Me explico: ellas se maquillan, se cuidan, usan cremitas y una enorme variedad de fruslerías femeninas a las que yo nunca había prestado la más mínima atención. Por supuesto también hablan del tema, comparten opiniones sobre productos de diferentes marcas y precios, discuten efectividad de esos productos…todas esas cosas. Además alguna de ellas incluso ha creado un canal de youtube donde cuelga videos sobre belleza, maquillajes, compras que hace… y he descubierto que me gusta verlos. No es ninguna profesional de la materia, simplemente es alguien que da su opinión sobre los productos que usa y compra, sin mayores pretensiones.

A raíz de empezar a ver los videos de esta amiga he ido buceando un poco más en este tipo de canales de internet y he conocido a varias gurús de temas femeninos en la red y también me he descubierto a mi misma quedándome enganchada con esos videos. He aprendido varias cosas sobre maquillaje… y lo más importante es que he empezado a interesarme por el tema del cuidado facial y corporal y por el maquillaje. Yo. Yo que nunca he usado nada de nada, salvo un lápiz de ojos y un poco de rímel en ocasiones señaladas. Yo que nunca había usado cremas ahora me veo comparando precios y marcas. Es decir, yo que nunca había necesitado ese tipo de productos ahora deseo tener determinadas brochas, determinados colores, determinados potingues, en definitivas cuentas. Y ahora necesito esos productos. ¿Hasta qué punto los necesito? Bien, si me paro a pensar no los necesito. Tengo una pequeña cajita con algo de maquillaje y con eso tengo más que suficiente. Al fin y al cabo no me pinto tan a menudo. O si. Porque la verdad es que antes solo me pintaba cuando salía por ahí, por la noche, o cuando tenía algún evento, alguna boda o algo así, pero en las últimas semanas me pinto para salir por la tarde. No es que salga todos los días, pero cuando salgo me pinto, aunque sea día de diario. Sé que a mucha gente le parecerá lo más natural del mundo, pero para mí no lo es. O al menos no lo era, sin embargo es una práctica que se está arraigando entre mis costumbres y la verdad es que me gusta porque me gusta el resultado. Me veo guapa. Y como además estoy aprendiendo trucos y técnicas de maquillaje, logro mejores resultados de los que lograba antes, con lo cual me animo yo sola.
Y por eso me surge esta reflexión ¿de dónde me viene la necesidad de pintarme y darme cremas? En un principio me niego a pensar que el mero hecho de ver videos y compartir mi tiempo con chicas que hablan del tema es lo que me ha creado la necesidad, pero creo que debo rendirme a la evidencia de que así es. De que todo aquello que estudié un día en la carrera de publicidad y relaciones públicas era verdad. Y me pregunto ¿Significa esto que solo por exponernos a determinada información ésta nos lleva a asimilarla y traducirla en necesidades prácticas?
Espero que ustedes tengan sus propias respuestas. Por supuesto yo tengo la mía.

lunes, 30 de abril de 2018

Una de microrrelatos y micropoemas.

Escribir, escribir, escribir...
El año pasado descubrí que hay cientos de concursos y me animé a participar en algunos. Con ningún éxito, por supuesto, salvo la satisfacción de terminar algo y seguir "haciendo rodaje". Para mí escribir microrrelatos es muy complejo. Requiere un gran esfuerzo de síntesis y concreción que no resulta fácil de lograr, al menos para mí, que le doy mil vueltas a todo. En ocasiones, acabo dándome cuenta de que he escrito un telégrama y solo me falta poner STOP tras cada frase. En fin, cosas de escritor aficionado... Aquí os dejo algunos microrrelatos y micropoemas. No tienen ninguna relación entre ellos salvo el autor, yo... A ver si Yarcko también se anima a compartir su talento.





Eutanasia

Ni mi último día de tortura la tos se tomaba un respiro. Parecía que iba a escupir un trozo de pulmón.
Avisé con dificultad a Manuel. Esto era injusto y doloroso para él… pero, a estas alturas, ya saldaría cuentas con dios, no podía soportar esta condena.


Apareció bandeja en mano con lo acordado, abrió el brandy, un impresionante Carta Real que guardaba para la ocasión y vertió su contenido en la copa, dejando al lado las pastillas. El delicioso olor a madera vieja inundó la estancia. Paladeé la copa, saboreándola intensamente y me inundó un suave calor, acompañado de un sinfín de sensaciones y recuerdos. Entonces lo vi claro, quería seguir viviendo. Del estupor, no pude ni gritar cuando me obligó a tragar las pastillas con sus fuertes manos. Una vez muerto, pude contemplar como él, sonriente, brindaba copa en mano sobre mis restos por su brillante futuro.


Hechizo

No puedo dejar de mirarte… y, aunque el sentido común me dicta que me dé la vuelta y huya corriendo, sigo arrastrándome por estos abruptos caminos, sin perderte de vista. Me castigas, hermosa criatura, correteando por tortuosas sendas mientras mis ojos toman el control de mi sistema motriz. De cuando en cuando, giras la cabeza para clavar tu mirada en mí, con tal intensidad que me estremezco a la par que ardo, ansioso de cercar tus labios.

No puedo dejar de mirarte… cuando te acercas a la crepitante hoguera y echas a la olla que pende sobre la misma algunas de las hierbas que recogiste en el camino. Por fin, me permites que me acerque y, dirigiéndote hacia mí, susurras un “aquí”, señalando mis labios con mirada de deseo. Me abandono al poder hipnótico de tu mirada, dejo de luchar para disfrutarte plenamente y noto el contacto de tu lengua caliente en contacto con la mía, entrelazadas… El éxtasis del momento hace que me sienta liviano, casi transparente, hasta que contemplo, horrorizado, como, sin dejar de besarme, arrancas mis ojos y los echas en la olla. Cuando por fin soy libre… desorientado y confuso, me precipito sobre las llamas.


Imagina

Érik se sorprendió al ver, a través del escaparate de la librería, a una tortuga en plena calle Feria. Le resultaba ligeramente familiar, así que salió de la tienda. La tortuga caminaba lentamente y tuvo la tentación de seguirla, pero se quedó helado al contemplar como una espesa neblina se acercaba amenazadoramente. No tardo en reconocer a la Nada, que engulló a la tortuga y prosiguió su avance calle abajo.
Érik corrió en dirección opuesta y a mitad de camino encontró un armario con un extraño ser, un fauno aparentemente, que le guió dentro del armario para aparecer en un bosque helado. Allí le esperaba la Bruja Blanca. Asustado, rebuscó en sus bolsillos el anillo que le había regalado su padre, solo para usar en caso de emergencia. Se lo puso y desapareció, para sorpresa de la malvada Bruja. Sin embargo, enseguida escuchó los lejanos susurros de Sauron, clamando por su anillo.
Érik, ¿aún no has terminado los deberes?   dijo la voz.
Somnoliento, se despabiló y se puso a hacer la tarea. Tenía que haber caído en que el regalo del anillo era una trampa de su padre, el mago blanco. La próxima vez llevaría la capa.

En tu ausencia

En tu ausencia deambulo perdido buscando tus besos,
los que cruelmente me negó la luna, pálida y fría.
Si bien te recuerdo al abrigo de mis amargos versos,
cediendo tu vida a la muerte, te llevaste la mía.


Chispazo

Fue sentir la descarga sin apenas rozarnos,
¡Qué cosa tan bonita el amor la electricidad estática!
los vellos de punta, sin querer mirarnos,
y comenzar a imaginarte sin rubor de forma enfática…



domingo, 29 de abril de 2018

Lloviendo...

Hoy llueve, creo... últimamente no estoy seguro porque tengo la sensación de que llueve todos los días. Pero luego saco la mano por la ventana y no se moja. Miro al techo y no hay goteras... Intento escuchar el clac clac tan característico y finalmente lo percibo, como un sonido algo lejano, hueco... Me intento concentrar para encontrar el origen del chaparrón pero no lo consigo, ahora solo escucho un pompompón rápido y constante. Mis venas laten y parece que van a reventar... Respiro. Profundamente. Vacío la mente y los latidos se atenúan... vuelvo a escuchar la lluvia y noto el agua sobre mis mejillas. No llueve. Lluevo. 



Es tarde y estoy exhausto. Otra noche más de página en blanco. Miro hacia abajo y me sorprendo leyendo lo que acabo de escribir. Noto como el nudo se deshace ligeramente. Mis piernas me llevan hasta la cama a duras penas, pero con una sonrisa. Hoy gano yo. Mañana volverá a llover...


lunes, 9 de abril de 2018

UNA CHINA EN EL ZAPATO




            Día a día nos ocurren muchas cosas que nos parecen una china en el zapato, pero son tan insignificantes que vamos postponiendo la solución para “cuando tenga un rato”. Y ¿cuándo tenemos ese rato? Pues seguramente nunca encontremos el momento. El Momento. Ese concepto que aunque parece simple se compone de muchas cosas: la primera y mas obvia es el tiempo, pero no es tan sencillo encontrarlo. Debe ser un tipo de tiempo en concreto. El tiempo no solo es tiempo, hay tiempo útil, tiempo libre, tiempo perdido…No nos vale tener cinco minutos libres si son las tres de la mañana y lo que tengo que hacer es colgar un cuadro. Tampoco nos valen esos cinco minutos mientras se seca el suelo recién fregado del salón, porque seguramente el cajón que iba a ordenar cuando tuviera cinco minutos, es el del mueble del salón. Por si todo esto fuera poco, para tener un momento también hay que tener oportunidad, de ser oportuno, conveniente. Porque de nada me sirven esos cinco minutos libres que encontré después de vestirme para salir mientras espero a que mi pareja termine de encontrar las llaves, si la tarea que tengo pendiente es cepillar al gato.


            Y lo mas importante: hay que tener ganas. Porque no soluciono nada si tengo de nuevo cinco minutos libres y además estoy en casa y con todo disponible para limpiar los zapatos si no tengo ganas. Y eso no hay quien lo discuta.
             Por eso ese gancho para colgar las llaves que lleva suelto un mes y siempre se acaban cayendo las llaves al suelo seguirá siendo una china en el zapato mañana, porque hoy no lo he arreglado, no he encontrado el momento.



sábado, 30 de diciembre de 2017

VIVIR LA VIDA

A veces hay que parar el ritmo frenético de la vida para poder vivir. Hay que sentarse en silencio para escucharnos por dentro. Para poder atender a nuestras ideas, a nuestros deseos y necesidades. Cuando el ritmo de la ruidosa vida que hacemos nuestra nos engulle con su garganta áspera y llena de prisa, cuando no da tiempo a pensar porque hay que actuar, cuando la vida va tan deprisa que ni respirar te deja, hay que parar. Hay que recapitular, hacer acopio de valor y mirar atrás, revisar todo lo vivido voluntaria e involuntariamente y sopesar si merece la pena seguir adelante con la inconsciencia que el movimiento nos impone. Y es entonces cuando te das cuenta de que vivir atropelladamente te ha llevado a dejar en la cuneta tus ilusiones mas diminutas, esas que hacen que las pequeñas cosas tengan el valor que siempre tuvieron, aunque no les prestásemos atención. Te das cuenta de que has hipotecado tu sonrisa a ciertas convenciones sociales que en el fondo te importan un bledo. Te das cuenta de que ni tu familia, ni tus amigos, ni tu trabajo si tienes la suerte de tenerlo te necesitan tanto como te necesitas a ti mismo. Es entonces cuando ves que te has olvidado de lo realmente importante, y que lo realmente importante es vivir. Vivir la vida que siempre quisiste, perseguir tu sueño imposible además de alcanzar todos los sueños posibles que la apisonadora de la rutina redujo a la nada. Sonreir cuando te apetezca sin que te importe a quien le importe. Reirte de ti mismo y poner en valor la maquinaria que te hace estar vivo: los sentimientos.


                Te das cuenta de que quizá es mas importante apartarte un momento y llorar cuatro lágrimas que todos los The Show must go on del mundo. Que quizá es mas importante devolver una sonrisa al espejo por la mañana, cuando tu reflejo te mira con cara de sueño. Que tal vez sea también tu sonrisa tu mejor arma a la hora de luchar contra el desánimo y la desesperanza. Y que después de todo, ese desánimo y esa desesperanza no son mas que vestigios de un sentimiento de culpa que el sistema te ha querido instalar en el cerebro y en el corazón por no ser suficientemente competitivo social y económicamente. Un sentimiento que atañe directamente a lo que has sido capaz de conseguir en la vida pero teniendo en cuenta solamente aquello cuyo valor se puede medir en dinero. Y cuando paras un momento y lo ves te das cuenta de que todo eso que se mide en dinero no es la vida realmente. Que tienes los bolsillos llenos y el corazón vacío y que eso te ha llevado a sentir frustraciones irreales. Y que esas frustraciones irreales y materiales te han llevado a perseguir el ruido de una vida que no se vive a flor de piel sino dentro de la máquina económica del sistema que te anula.
                Por eso es importante parar un momento. Parar, tomar aire, y volver a la vida. A una vida que realmente tenga sentido ser vivida. A una vida que merezca la pena ser sentida.